De arriba hacia abajo y de izquierda a derecha: Víctor Hugo Morales, Gustavo Veiga, Pablo Llonto,
Juan José Panno, Ezequiel Fernández Moore y Pablo Vignone.
UN RECONOCIMIENTO AL COMBATE DE UNOS POCOS
Los argentinos llevamos viendo fútbol de manera gratuita por aire hace casi dos años. Cuando en el año 2009 se rompía el pacto entre la AFA y el grupo Clarín - después de 18 años de que los goles estuvieran secuestrados hasta la medianoche de los domingos - un artículo periodístico de un importante sitio web de la profesión hacía justicia a los pocos periodistas deportivos que tuvieron la valentía intelectual de enfrentar al monopolio, entrevistándolos y preguntándoles como imaginaban un futuro distinto a la luz del proyecto gubernamental Futbol para Todos. Es muy interesante confrontar sus opiniones de hace dos años atrás y confrontarlos con el presente televisivo. Aquí el reportaje en su totalidad:
Pero hubo algo que estuvo fuera de la discusión mediática: el negocio de la televisación del fútbol y su incidencia en el deporte y en la economía de los clubes.
El acuerdo firmado el 1º de agosto de 1991 entre la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y TyC (Torneos y Competencias), por el cual se le otorgó a esa firma los derechos exclusivos de las transmisiones televisivas hasta el año 2014, extendió un manto de silencio en los medios.
Tanto la máxima autoridad de la AFA, Julio Humberto Grondona, como la empresa privada se convirtieron en “intocables”. Con el correr de los años, los periodistas que se animaron a cuestionar algunos aspectos de la relación entre los socios entenderían, poco a poco, que “de eso no se habla”.
Aquellos periodistas que hoy peinan canas, recuerdan hoy, 18 años después, que a medida que el acuerdo entre ambas partes se consolidaba, florecían medios de comunicación, periodistas, productoras y convenios de comercialización que tenían como eje a la AFA y a Torneos y Competencias.
Explican que esos medios y esos profesionales se convirtieron en las voces del “establishment” futbolístico. Y fueron esas voces las que - en mayor medida - se impusieron como referentes de la información futbolera en los grandes medios. Apuntan que se constituyó así, un “monopolio de opinión”, en donde la construcción informativa respecto del futbol tuvo el sesgo, la mirada y la ideología de la empresa privada que tenía los derechos.
Años después, el ingreso del Grupo Clarín en la sociedad propietaria de los derechos (TSC) hizo todo más difícil.
La bajada de línea editorial el monopolio no sólo fue para los periodistas que participaban en Torneos y Competencias, sino para aquellos del principal multimedios del país, que edita el diario más vendido y el único matutino deportivo, el popular Olé.
También con sus señales televisivas (TyC Sports, Canal 13, Todo Noticias) el Grupo dominó la cobertura televisiva del deporte (con Fútbol de Primera como buque insignia, “dueño” de los goles hasta la medianoche de cada domingo).
Además, hay que recordar que Fox Sports tercerizó en Torneos y Competencias la producción periodística en nuestro país. Ese canal se sumaría entonces a la uniformidad informativa.
Es cierto: siempre hubo canales de TV, emisoras radiales, revistas y espacios deportivos en otras empresas que intentaron competir. Pero nunca ni el Grupo Uno de Vila, Manzano y De Narváez ni el Grupo Telefónica fueron serios rivales.
Con tal dispositivo empresarial ya no fue necesario - con el correr de los años - ejercer la censura directa: miles de periodistas deportivos sabían de hecho que ese era un tema “tabú”. Más en Deportes: había tanto para decir y criticar que no era necesario buscarse problemas laborales obsesionándose con esta temática.
Sin embargo, hubo un puñado de periodistas que eligieron otro camino.
Se privaron de las luminarias y la visibilidad mediática, soportaron dificultades en sus lugares de trabajo (los medios, en general, tienen relaciones de “buena vecindad” entre ellos y ninguno quiere enfrentarse a otro), no les importó que sus voces fueran marginales y miraron con cierta decepción como colegas que admiraban o respetaban, quedaban presos del “mainstream” mediático.
Desde espacios televisivos, radiales y gráficos, este grupo de periodistas cuestionó, investigó, analizó con mirada crítica, publicó información y editó notas con fuertes objeciones a ambos socios en la televisación del fútbol. En muchos casos tensando los límites de los medios para los que trabajaron y haciendo periodismo en un escueto andarivel informativo.
Ellos son (por el orden alfabético) Ezequiel Fernández Moores, Pablo Llonto, Víctor Hugo Morales, Gustavo Veiga, Pablo Vignone y Juan José “El Nene” Panno.
La elección no es caprichosa.
Desde el jueves pasado, cuando comenzaron las versiones sobre una posible ruptura del acuerdo AFA-TSC, más de treinta periodistas deportivos (y a los anteriormente mencionados) manifestaron en consenso casi unánime en que esos nombres son los correctos.
Aclaraciones imprescindibles.
La primera: se trata de periodistas que trabajaron en medios porteños, mal llamados “nacionales”. Con seguridad, a lo largo de toda la geografía de nuestro país hay muchos otros periodistas que emprendieron el mismo camino.
No se trata aquí de glorificar a nadie, ni de elevar a la categoría de “bronce” a los consultados. No pretende este trabajo imponer un enfoque maniqueísta de buenos y malos, o de dignos e indignos. Se trata sólo de mostrar una elección personal de un grupo de periodistas respecto de su labor. Ni más ni menos que eso.
Hablan los periodistas
Como se dijo antes, se decidió consultar a este grupo de seis periodistas sobre el cambio producido en la televisación del fútbol y sobre la cobertura que a lo largo de estos 18 años brindó el periodismo deportivo argentino, en el marco del acuerdo AFA-TSC.
El objetivo es que los lectores conozcan las opiniones de éstos colegas, que a lo largo de años y años intentaron transmitirlas en los medios que tuvieron a su alcance y que se lo permitieron.
En segundo lugar, este trabajo apunta a que quede registro en la web de la existencia de un puñado de periodistas a los que no les importó nadar contra la corriente. Valga entonces como un reconocimiento hacia ellos. Al revés de lo que dice el famoso anillo de Grondona, “no todo pasa”.
A continuación las preguntas formuladas y las respuestas de los colegas, ordenadas por orden alfabético de sus apellidos.
1-¿Qué opinión tiene del cambio en la televisación de los partidos de fútbol?
Ezequiel Fernández Moores: Es saludable que la AFA haya decidido por fin decirle basta al monopolio que se hizo poderoso a costa del fútbol. Por supuesto que tengo mis reservas sobre si realmente se abrirá ahora una democratización de esos derechos. Es lo que muchos esperamos. Pero sabemos que esto es una batalla entre tres corporaciones que dicen representar a la gente, pero pocas veces lo hacen: la corporación mediática, la política y la del fútbol.
Pablo Llonto: Momento. Nadie puede celebrar un triunfo en el primer tiempo. Sería absurdo. Ni Clarín perdió el partido, ni ha ganado el pueblo argentino. Es el fin de un contrato repugnante, entregador. Sólo eso. Pero mejor ni hablemos de los dirigentes del fútbol, encabezados por un pirata que ahora, también recibe elogios. Grondona no hizo una sola cosa bien durante los 30 años que lleva en AFA (más de treinta clubes quebrados o en concurso, mayor tasa de muertos en las canchas, corrupción en todas las transferencias, tres décadas de evasiones al fisco...) Resta conocer lo que se viene. ¿Tendremos fútbol gratis? ¿O habrá que pagarlo en otro cable? ¿Seguirá la fiesta y el despilfarro en los clubes o llegó la hora de la austeridad? ¿Responderán con sus patrimonios todas las comisiones directivas que destrozaron nuestro fútbol? Mejor esperar para ver si todo esto no es más de lo mismo.
Víctor Hugo Morales: Creo que es un gran alivio para la decencia pública, un viento renovador que ayudará al futbol a salir de la estafa monopólica. Estoy seguro de que esto ayudará a los medios que tendrán la oportunidad de volver a hacer periodismo y no a tener que hacer una vergonzosa defensa de intereses. También abrigo la esperanza sobre el posible ingreso del Gobierno: espero que no sea para gastar dinero sino ganar.
Gustavo Veiga: Es una medida justa instrumentada por dirigentes que la acompañaron por inercia. Nada hicieron para merecer sus potenciales réditos. Si se permite la comparación antojadiza: fue algo así como la recuperación de las islas Malvinas en manos de Galtieri. La promiscua relación de 18 años entre la AFA y las empresas que tenían los derechos, tuvo un divorcio impensado. Por eso, los presuntos damnificados, lo viven como una infidelidad cometida con el peor enemigo, el gobierno. Tengo mis reservas sobre si el mapa del fútbol televisado se modificará sustancialmente. Y si el dinero que ahora recibirían los clubes será bien usado. Pero ésa es la segunda parte de esta historia. La decisión de romper con Clarín no redime a Grondona.
Pablo Vignone: El fútbol es un espectáculo popular. Como tal tiene que ser accesible. Lo pienso sin tener cuidado por la arista del negocio: no es mi responsabilidad periodística velar por las cuentas de otros. Si el cambio va en ese sentido, me parece adecuado. La situación monopólica no es beneficiosa en ningún aspecto ni tolerable bajo punto de vista alguno.
Juan José “Nene” Panno: El cambio, a primera vista, es positivo. Toda medida que resulta beneficiosa para la gente (y esta parece que lo es, porque los usuarios dejarán de ser esclavos de los cables) debe ser bienvenida. Eso de que el Estado debe ocuparse de otras cuestiones más urgentes es una falacia porque: 1) el fútbol puede ser un negocio rentable aún para quienes manejen la televisión como un servicio, sin voracidad ni desmedido afán de lucro. 2) ahora resulta que algunos políticos de la oposición más despiadada descubrieron, a través del fútbol, la pobreza y la injusticia social que padecemos y 3) pese a todos sus defectos este gobierno ha dado algunos pasos para combatir la pobreza y los primeros en poner palos en la rueda han sido muchos de los que ahora hablan de la pobreza. Por otro lado, nada de lo que se haga con la televisación limpiará la responsabilidad de Julio Grondona y de la mayoría de los dirigentes en los muchísimos males que aquejan al fútbol nacional.
2- A lo largo de estos 18 años en que rigió el contrato entre la AFA y TyC, ¿cómo se sintió a la hora de buscar información, escribir u opinar sobre el tema? ¿Qué dificultades enfrentó y con qué apoyo contó?
Ezequiel Fernández Moores: Sabiendo que esa información sólo podría ser escrita en medios que no estuvieran vinculados con el negocio. Que, más allá de eventuales ofertas, jamás se podría laburar seriamente allí y sabiendo también que, aún cuando muchas puertas se cerraran al buscar información, siempre habría otras que se abrirían y, en rigor, haciendo muy a gusto lo que había elegido desde que comencé a ganarme la vida como periodista.
Pablo Llonto: Era más fácil entrar a los documentos del Pentágono que acercarnos a los contratos entre TyC y la AFA. Nunca se mostraron los números al periodismo. Recién ayer Clarín Deportes mostró algún panorama superficial, pero por qué no publica Clarín los números de sus ingresos año por año desde que compró los primeros derechos. Apoyo cero. Los periodistas nunca contamos con alguien desde el Estado que le exigiera a Clarín ni a Carlos Ávila mostrar sus balances.
Víctor Hugo Morales: La cobertura ha sido monopólica. A lo largo de estos años hemos visto medios y periodistas que decidieron no pensar, no reflexionar. Fue pura guaranguería y adulación. Esos medios y periodistas han escrito la peor etapa del periodismo deportivo argentino. La felonía contra este oficio como nunca se había visto. Llevaron a cabo operaciones, desnaturalizaron el juego y sus reglamentos, limitaron el acceso al trabajo de mucha gente, han llevado por delante a empresas serias del deporte de todo el país. Hasta han debilitado transmisiones de radio, inventando una indigna “transmisión sin imagen del partido” por TV. Han hecho un daño infinito. Se han robado el fútbol. Fue un estropicio inolvidablemente negativo.
Gustavo Veiga: No me sentí ni bien ni mal. Sólo percibía que, hurgando en las cuentas de la AFA y las empresas, hacía el periodismo que más me gusta: ése que investiga lo que se pretende ocultar y que no acepta mansito la versión oficial de los hechos. Disfruté mucho ocupándome de Grondona, símbolo de poder entre otros poderes. Él una vez me dijo: los periodistas no sirven para nada. Todos estos años intenté demostrarle (y demostrarme) que se equivocó muy feo con lo que dijo. Dificultades tuvieron los periodistas desaparecidos que pagaron su compromiso con la vida, José Luis Cabezas o Mario Bonino. Nosotros, el puñadito que nos abocamos a los negociados del fútbol, nada que ver. ¿Un apriete? ¿Una carta documento? Esas no son dificultades. El colega Hernán López Echague diría que son gajes del oficio.
Pablo Vignone: Para escribir y publicar sobre el tema, a veces tuvimos apoyo de los sectores menos pensados y, a la vez, trabas en los planos más permisivos. En general no ha sido sencillo avanzar contra la corriente. Claro que hemos tenido más fortuna que otros para encontrar un terreno propicio sobre el que volcar inquietudes.
Juan José “Nene” Panno: Los más indicados para responder con profundidad a esta pregunta son Gustavo Veiga y Ezequiel Fernández Moores, los periodistas que más datos han aportado en esta cuestión. El apoyo mayor que he tenido para escribir sobre este tema partió justamente de las excelentes investigaciones que desarrollaron ellos, en primera fila y eventualmente otros colegas.
3- ¿Qué opinión tiene de la cobertura del periodismo deportivo sobre esta temática a lo largo de estos 18 años? ¿Qué méritos y qué defecciones observó entre sus colegas?
Ezequiel Fernández Moores: En Torneos y en Clarín, todos lo sabemos, hay excelente profesionales. Pero sus condicionamientos eran inevitables. Lo peor, me parece, sucedió en la tele, donde se eligió de modo grotesco entretener antes que informar. Se inició una nueva era en el periodismo deportivo. El colega Walter Vargas la definió mejor que nadie: la era del periodismo “fierita”.
Pablo Llonto: Una vergüenza. Que la Argentina haya tenido sólo diez o quince periodistas dispuestos a hablar de los contratos de televisión (sobre más de 10.000 periodistas deportivos que se calculan en todo el país) da una idea de lo mal que estamos. Fuimos muy cobardes, y algunos nos despertamos demasiado tarde. Por eso cada vez tienen más valor Rodolfo Walsh y Dante Panzeri; ellos hubiesen denunciado todo esto mucho antes. Defecciones muchas, pero no sólo ocurre en el periodismo deportivo. En la Argentina el periodismo de investigación en general ha muerto. Y los asesinos están en la calle Piedras, en la calle Lima y en la calle Mansilla. Entre los ejemplos de nuestras defecciones tienen a Marcelo Araujo, primero fiel a Torneos, luego enemigo de Torneos y en un tiempo más relator del Estado, seguramente de la mano de Don Julio.
Víctor Hugo Morales: Con toda franqueza, sólo puedo mencionar a los miembros del equipo de Competencia. Aunque sé que soy injusto, porque no soy un seguidor de lo que hacen los colegas. Lo mío es una apreciación en conjunto del periodismo, no de manera individual. En cuanto a los apoyos que yo tuve fueron nulos. En un periódico -que no voy a nombrar- en que pensé que podría escribir con total libertad, me traicionaron de la peor manera, por lo que una vez más quedé pedaleando en el aire.
Gustavo Veiga: Tengo la peor imagen, pero ese periodismo deportivo es hijo dilecto de la industria del entretenimiento en que se transformó el fútbol. En ella, hay temas que no se tocan. ¿Acaso se vio alguna vez una cámara oculta en las oficinas de la AFA para investigar el Colegio de Árbitros, la Oficina de Jugadores o el Tribunal de Disciplina? Nunca. En ese contexto, son pocos los méritos. En el periodismo en general falta rigurosidad, metodología de la investigación y afán de ir hasta el hueso con los temas. Los peores de todos son los colegas que hicieron crítica de barricada contra TyC o la AFA y después le golpearon la puerta a Ávila o Grondona para pedirles trabajo. Una vergüenza.
Pablo Vignone: No me toca a mí juzgar la actitud de los colegas. Cada cual sabe bien qué papel desempeñó en este tema en particular y, lo que es más importante, los hinchas lo saben mejor todavía.
Juan José “Nene” Panno: El arco es muy amplio y va desde los colegas mencionados en el punto 2 hasta los alcahuetes funcionales a los intereses de las empresas para las cuales trabajan y que a veces resultan más papistas que el Papa. En el medio aparecen los indiferentes; los que callan por las dudas y los que han levantado la voz para denunciar los abusos del poder, cada vez que han podido.
Quiénes son
Ezequiel Fernández Moores, pasó por varios medios siempre con la misma prédica. Así, transitó por las redacciones de las revistas Trespuntos, TXT y Noticias y colaboró en infinidad de publicaciones de aquí y del exterior, como así también en diversos programas de radio. Desde 1989 se desempeña como editor de Deportes de la agencia italiana ANSA en Buenos Aires.
Pablo Llonto, luego de varios años en la sección deportiva de Clarín, se fue del diario en medio de un conflicto gremial, cuyo trámite judicial está cerca de resolverse en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. A partir de allí también pasó por distintos medios en donde siempre mantuvo su posición crítica hacia el esquema mediático del fútbol. También, como abogado, representa judicialmente a víctimas de las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura. Hoy escribe en el sitio “Hipercrítico” que dirige Luis Majul.
De Víctor Hugo Morales no hay mucho que decir. Como conductor de “Competencia”, él y su equipo fueron a lo largo de los años la voz más difundida entre los que cuestionaron a la AFA y a Torneos. Hoy lo acompañan entre otros Osvaldo Wehbe, Matías Canillán y Román Iucht. A lo largo de estos años debió sortear no pocos conflictos con sus diferentes empleadores, a raíz de su postura crítica.
Gustavo Veiga, Pablo Vignone y Juan José “El Nene” Panno, publicaron en mayor medida en Página/12, pese a que los tres también colaboraron en distintos medios, tanto gráficos como radiales.
Veiga también es corresponsal del diario cordobés La Voz del Interior y pasó por varias publicaciones, como Noticias y el diario Perfil en 1998. Escribió un libro que es fundamental en esta temática: “Fútbol limpio, negocios turbios”.
Panno, antes de llegar a Página/12, pasó por las redacciones de varios diarios: Clarín, La Voz, y Crónica.
Mientras que Vignone - también experto en automovilismo - centró en Página/12 sus denuncias contra el “monopolio” informativo del fútbol.
Varios de los mencionados confluyeron en la revista Un Caño, dirigida por el también periodista deportivo Matías Martin.
La publicación se convirtió con sus pocos números en un objeto de culto de los futboleros que buscaban una mirada distinta e irreverente de la “pasión de multitudes”. En los últimos días trascendió que Un Caño volverá a salir este mes, con las mismas firmas que en su primera etapa. Muchos ya la están esperando. (Nota del compilador: finalmente regresó en el año 2010)
Por último, es importante reconocer a otros periodistas que no se incluyen en este listado. Se trata de aquellos que hicieron aportes para ampliar la mirada sobre el fútbol y que en algún momento de sus trayectorias publicaron información o vertieron opiniones críticas al acuerdo de la AFA.
Los periodistas deportivos consideran fundamental un reconocimiento “in memoriam” a Carlos “El Negro” Juvenal y duro crítico del “sistema”. Falleció en diciembre de 1996 y dejó además de sus producciones deportivas el libro “Buenos Muchachos” dedicado a identificar a los miembros de los grupos de tareas de la última dictadura.
Otros periodistas resaltados por sus aportes fueron Juan Pablo Varsky (hasta hoy presentador de Fútbol de Primera), Mariano Hamilton (ex Clarín y fundador de Olé, hoy en ESPN y también firma habitual de Un Caño), Marcelo Larraquy (autor de una jugosa investigación sobre Julio Grondona cuando era editor de la revista Noticias, hoy dedicado al periodismo político), Ariel Borenzstein (autor del libro “El dueño de la pelota” biografía no autorizada del mandamás de la AFA) y Alejandro Fabbri, otro de TyC, destacado por sus colegas (ahora también conductor de un noticiero en Canal 7).
“No hay muchos más” aseguran los periodistas consultados.