PARAISOS FISCALES Y COMPANIAS OFF SHORE: LOS CABARUTES Y LAS PUTAS DEL CAPITALISMO

LOS PARAISOS FISCALES Y LAS COMPAÑÍA OFF-SHORE SON LOS PRÓSTIBULOS Y LAS PROSTITUTAS DEL CAPITALISMO DEL SIGLO XXI

Cada vez que se revelan datos sobre los llamados paraísos fiscales y las companías off-shore que operan en los mismos, cunde el pánico generalizado en amplios sectores económicos que se sirven de esos instrumentos. Es que canalizan sus riquezas en territorios que venden o alquilan sus soberanías para esconder negocios oscuros y/o sucios.

Los llamados paraísos fiscales son los verdaderos prostíbulos del capitalismo. Las companías off-shore son las prostitutas que trabajan allí.

Territorios en los que se practica todo tipo de actividades económicas que son ilegales en la mayoría de los países del mundo, captando y lavando sumas mil-millonarias de dinero, como los provenientes del tráfico de armas y del narcotráfico. Además de las habituales actividades ilegales como la evasión impositiva, el lavado de dinero y la fuga de capitales de otros países que sirven para hacer circular capitales escapando y escondiéndose de las legislaciones de sus países de origen.

Los paraísos fiscales, que según su tipo están entre laos 60 y 90 en todo el mundo, son micro-territorios o estados con legislaciones fiscales laxas o incluso inexistentes.

Una de sus características comunes es la práctica de recibir capitales de manera ilimitada y anónima sin preguntar absolutamente nada de nada. Son países que venden sus soberanías ofreciendo un régimen legislativo y fiscal favorable a esos capitales que captan, cualquiera que sea el orgen de esos mismos capitales.

Su funcionamiento es simple: los bancos que operan en dichos paises de opereta ofrecen costos bancarios ridículamente bajos o escandalosamente insignificantes para recibir dinero procedente del mundo entero y de cualquier persona.

Los paraísos fiscales tienen un rol central en el universo de las finanzas sucias, es decir, de los capitales originados en actividades ilícitas y criminales. Mafias y políticos corruptos son clientes asiduos de esos territorios.

Según el propio FMI, el lavado de dinero ya ha alcanzado al 6% del PIB mundial y el 50% de los flujos de capitales internacionales en el mundo.

El número de paraísos fiscales se incrementó con la desreglamentación financiera promovida por el neoliberalismo de los 90 a partir de la implosión del sistema socialista.

Las innovaciones tecnológicas y la constante invención de nuevos productos financieros que escapan a cualquier reglamentación existente terminaron para generalizar esos fenómenos.

Vaciamiento de empresas privadas, privatizacion de empresas estatales, evasión de impuestos, fuga de capitales, contrabando, sobrefacturación de importaciones, subfacturación de exportaciones, triangulación de jugadores de futbol, privatización de clubes de fútbol, tráfico de armamento, empresas internacionales de mercenarios, tráfico de drogas, prostitución internacional, tráfico de seres humanos, asaltos, secuestros, corrupción privada y estatal son las fuentes que alimentan a esos estados y a los mecanismos de lavado de dinero.

Un ministro de economía de Suiza -  uno de los más antiguos, grandes y conocidos paraísos fiscales - ha declarado, en una visita a París, defendiendo a estos fenómenos económicos de corruptela capitalista a escala global, dijo: “Para nosotros, esto refleja una concepción filosófica de la relación entre el Estado y el individuo”. Y agregó que las cuentas secretas representan el 11% del valor agregado bruto generado anualmente en Suiza.

Un país como el principado de Liechtenstein, una pequeña mancha en el mapa de europa, se especializa en abrigar sociedades holdings y las trasferencias financieras o depósitos bancarios.

Una sociedad sin secreto bancario, donde todos supieran lo que cada uno gana, podría ser considerada como un paraíso. Pero sucede exactamente lo contrario porque se trata de paraísos para capitales ilegales, originados en actividades ilícitas.

Esos paraísos existen, son conocidos, casi nadie tiene el coraje de salir a defenderlos porque todos saben que son centros de captación de la corrupción capitalista pero nadie los ataca para acabar con su funcionamiento.

Por eso, ellos sobreviven y se expanden, porque son como los prostíbulos: ilegales, camuflados, pero indispensables para la supervivencia de instituciones fallidas, que tienen en esos espacios los complementos indispensables para su existencia.

FUENTE: Artículo basado en un editorial de Emir Sader