LOS ATENTADOS TERRORISTAS CONTRA LA EMBAJADA Y LA MUTUAL. EL ROL DE LA CIA, EL MOSSAD, LA SIDE Y LA MUERTE DEL FISCAL NISMAN

La denuncia promovida por el fiscal Alberto Nisman y su posterior muerte, han producido un desenfreno verbal, una tergiversación de los hechos y una falta de mesura, en donde chapotean en el barro tanto el gobierno nacional como la oposición antikirchnerista.


Como así también los editorialistas y columnistas de los medios dominantes con descripciones y vaticinios apocalípticos (Clarín, La Nación, TN, Mitre, Canal 13, Infobae, etc) y una ausencia total de crítica en los medios con línea editorial favorable al gobierno nacional (Página 12, Tiempo Argentino, 678, etc.) - salvo contadas y tardías excepciones - sobre los errores de la Presidenta de la Nación (como si la misma gozara para sus simpatizantes y militantes de una pretendida infalibilidad, tan absurda como la papal).

A eso se agrega la hipocresía de muchos de los análisis de la prensa internacional de EEUU, Israel, el Reino Unido y de parte de la Unión Europea, junto a la habitual subordinación de los dirigentes de las instituciones formalmente representativas de los argentinos de origen judío (la DAIA y la AMIA) a la política exterior del Estado de Israel.

La crisis política desatada por la denuncia y muerte del fiscal ha permitido que poderosos actores económicos y mediáticos, desde empresarios prebendarios a la corporación burocrática judicial, con la coordinación de los medios hegemónicos, estén dispuestos a promover o subirse a situaciones que puedan llevar a que el gobierno nacional transite sus meses finales en forma penosa.

A esta altura del año su objetivo de máxima es la renuncia presidencial y de mínima un adelantamiento de las elecciones. Es lo que se ha denominado “golpe blando”

Parece redundante y obvio aclarar que la muerte del fiscal Alberto Nisman es lamentable.

A partir de ello es imprescindible señalar que su “investigación” es una continuación de la iniciada por el juez Galeano, y los fiscales Muller, Barbacchia y también Nisman; y que los tres primeros no por nada están actualmente procesados y deberán comparecer en el juicio oral cuya elevación ya se dispusiera. Por encubrimiento del atentado. De este proceso fue “salvado” el fiscal Nisman que “continuó” esa investigación.

La investigación, porque de alguna manera la debemos llamar, es de un sesgamiento inadmisible, y claramente responde a directivas precisas de los servicios de inteligencia de EE.UU y de Israel de la que era tributaria y obediente empleada (hasta la destitución de Stiusso y su grupo de tareas) la SIDE.

Todo indica que primero se determinó el culpable y luego se buscaron las pruebas que lo involucraran. No es reprochable contar con informaciones de servicios de inteligencia extranjera.

Lo que resulta inadmisible es subordinarse a las indicaciones de los mismos y aceptar sin beneficio de inventario la información suministrada por estados extranjeros y que el fiscal Nisman recibiera órdenes y direccionamiento desde “La Embajada” estadounidense.

Extraño caso de superposición: la SIDE, a través de su mandamás Stiuso dirigía la investigación de Nisman y a su vez la SIDE (Stiuso) era instrumentada por la CIA y el MOSAD.

“Los republicanos” nativos (desde el PRO al Frente Renovador pasando por la UCR, el Socialismo y el emprendimiento unipersonal de Carrio) sostienen que con el Memorándum de Entendimiento con Irán se entregó la causa AMIA a los presuntos responsables de “una investigación” amañada.

Simultáneamente no formulan la menor crítica (la mayoría se hacen los desatendidos o miran al costado) respecto a las pruebas, estas sí, existentes, tangibles y concretas, obtenidas gracias a las filtraciones de documentos clasificados - realizadas por Wikileaks de Julian Assange - de los cables cifrados que la Embajada Norteamericana en Buenos Aires remitía hacia el Departamento de Estado de EE.UU, de los cuales surge inequívocamente la obediencia debida del fiscal Nisman a lo que parece eran sus verdaderos jefes: la CIA, el Mossad y el embajador estadounidense local.

La genuflexión de estos políticos opositores hacia la bajada de línea estadounidense e israelí los lleva a considerar como totalmente normales la actitud de subordinación y obediencia debida que el fiscal Nisman observaba y practicó durante 10 años hacia los servicios de inteligencia y autoridades diplomáticas de potencias extranjeras.

Nisman contó con recursos, tiempo y personal y el resultado es de una endeblez sorprendente tanto su investigación de 10 años como su denuncia personal a la Presidente, el Canciller y demás imputados. Más que buscar la verdad de lo sucedido se buscó culpables señalados desde el exterior.

Esto no significa que Irán pudiera realmente ser responsable, pero para eso se necesitan las pruebas que a Nisman siempre le faltaron. Y que le habían faltado anteriormente a Galeano.

Por eso resulta sorprendente e hipócrita que quien no buscó la verdad sino sólo a los responsables (Irán) que le señalaron desde el exterior (EEUU e Israel), hoy hay quienes lo consideren un héroe.

La muerte siempre merece respeto pero nunca puede ser un pretexto para cambiar la historia del muerto.

Eso lo saben tres de las cuatro agrupaciones de familiares de víctimas de los atentados, que fueron muy críticos de Nisman. Lo saben también las autoridades formales de los argentinos de origen judío, pero complicidades y ocultamientos heredados y propios, las llevan a igual que Nisman a señalar culpables en función de intereses políticos indicados desde afuera.

En síntesis: Nisman estaba mucho más cerca de recorrer al final de su camino judicial el mismo itinerario de ser procesado por encubrimiento de los atentados como actualmente lo están sus colegas Muller y Barbacchia, que de la condición de héroe y mártir que por motivos que hacen a la política local quieren proyectarlo los políticos antikirchneristas.

Por su parte, las actuales autoridades de AMIA y DAIA nunca han hecho un repudio en el primer caso y una autocrítica en el segundo, en relación al homenaje que le tributaron al actualmente procesado “Fino” Palacios, el tristemente célebre jefe policial de Macri..

O el pedido de disculpas de la comisión presidida por Rubén Beraja a Carlos Menem por el certero y enjundioso discurso de Laura Ginsberg, el impactante “Yo acuso a los gobiernos de Menem y Duhalde”, pronunciado en la calle Pasteur en la recordación del atentado en el año 1997.

Una muestra en pequeño de la promiscuidad llamativa e irritante entre presuntos denunciadores y encubridores, puede observarse en el cumpleaños en enero de este año de Marta Nercellas, la abogada que comandó un equipo de abogados durante más de una década en representación de la DAIA y personalmente de su entonces presidente Rubén Beraja.

Entre sus invitados se contaba nada menos que con el procesado “Fino” Palacios, (imputado en el juicio de encubrimiento que con suerte se concretará en el segundo semestre de este año), información aparecida en Ámbito Financiero del martes 27 de enero y nunca desmentida.

Para colmar el vaso, también estaba presente la actual jueza a cargo del caso Nisman, la Dra. Fabiana Palmeghini, de notoria militancia antikirchnerista; el actual abogado de la DAIA Miguel Bronfman, el juez de la servilleta Claudio Bonadío (hoy puesto en un pedestal por el antikirchnerismo a pesar de haber cajoneado durante años la falsa denuncia de Telleldín contra los policías de la bonaerense); el ex presidente de la DAIA Jorge Kirszenbaum, quien en el 2006 recibió la justa crítica de Memoria Activa por haber dicho que: “el procesamiento al Sr. Ruben Beraja constituye un ataque a la comunidad judía en su conjunto así como que la resolución judicial dictada por el Juez Ariel Lijo transforma a las víctimas en victimarios". Por si lo mencionado no fuera suficiente, también estaba presente el Fiscal General Ricardo Sanz que no solo es el superior de la fiscal de la causa Nisman Viviana Fein sino uno de los activos promotores del 18-F.

La abogada cumpleañera Nercellas no es otra que la abogada que acompañó a Rubén Beraja a una reunión de ex presidentes de AMIA y DAIA a la sede de la calle Pasteur para tratar la muerte de Nisman.

Si a esto se suma la posibilidad, dada como concretada por la periodista Silvia Naisthat de Clarín, que la DAIA y la AMIA habrían ingresado en diciembre del año pasado al Foro de Convergencia Empresarial (una de las organizaciones de más poder económico en el país y furiosamente antigubernamental y tambien activa promotora del 18-F), es fácil entender por qué decenas y decenas de miles de argentinos de origen judío sienten que estas instituciones se arrogan una representatividad de ellos muy cuestionable. Y que es la razón por la cual vienen diciendo desde hace dos décadas: “No, en mi nombre”.

GOBIERNO Y OPOSICIÓN

La Presidenta de la Nación ha actuado con una irresponsabilidad política llamativa al dar a conocer sus dos cartas innecesarias e imprudentes con certezas sin pruebas, con imprecisiones y errores; y una semana más tarde, en una tardía cadena nacional, dando un largo rodeo personal, para llegar - por fín - al meollo y naturaleza de la cuestión pero de forma inapropiada.

Dar opiniones sobre si era suicidio u homicidio, con afirmaciones insólitas sobre una investigación judicial en pañales que recién comenzaba, resultan muy criticables en su doble condición, la primera y fundamental de cabeza del Poder Ejecutivo y la segunda como abogada.

El señalamiento de sospechas hacia personas aún no procesadas resulta a todas luces un craso error superlativo.

Señalar que no tiene dudas que es un asesinato, la ubica desde una responsabilidad infinitamente mayor, en la misma vereda de irresponsabilidad del habitualmente inimputable showman Jorge Lanata que con su propia voz le aseguraba a sus oyentes que: “te haremos escuchar las grabaciones que llevaron al asesinato del fiscal Nisman”.

O del autodenominado filósofo de la DAIA Santiago Kovadloff que en su discurso en el entierro de Nisman en el cementerio de la Tablada afirmó: “Se jugó la vida y pagó con ella para impedir en la medida de sus fuerzas, que el crimen se llevara por delante, sin costo alguno, la verdad, la ética y la República. Alberto Nisman murió en el intento de echar luz sobre la oscuridad……La República vuelve a estar de duelo con este asesinato”

Este columnista de La Nación y redactor de los discursos del Presidente de la Sociedad Rural, sólo encuentra la República, palabra con la que se hace gárgaras, en las páginas del diario fundado por un genocida y a posteriori propulsor de todos los golpes militares de la historia argentina, beneficiario y cómplice de la última dictadura establishment-militar y le pone la música y la letra a las habituales embestidas desde un predio usurpado, como es la Rural, a su presidente Luis Miguel Etchevehere.

La Presidente de la Nación debió formular un único discurso institucional por cadena nacional, sin tratar ningún otro tema que el vinculado a la denuncia y muerte de Nisman.

Podía haber dicho, para el bien de la República:

“El país y esta presidente se sienten profundamente conmovidos por la muerte de un fiscal de la Nación. Estoy como todos los argentinos deseosos que se haga justicia y que se sepa la verdad sobre la muerte de Alberto Nisman.

En mi caso particular, quiero que no quede ninguna duda, porque pocos días antes de morir, el fiscal me imputó el encubrimiento de delitos gravísimos junto a mi Canciller.

Dejo para otra oportunidad, rebatir públicamente y en lugar que corresponde la justicia, si finalmente ésta hace lugar a la denuncia, los cargos que el fiscal muerto ha formulado. Pongo a disposición de la fiscal todos los recursos materiales y humanos del Estado para que pueda llegar a la verdad de lo ocurrido.

Hago llegar mis condolencias a la familia, en particular a sus dos hijas, una adolescente y otra pequeña, a su madre, a su ex mujer la jueza Arroyo Salgado, a las cuales las invito a concurrir cuando lo consideren oportuno y necesario a la casa de gobierno.

He decretado dos días de duelo nacional y dispuesto en señal de ello que la bandera nacional permanezca a media asta en todos los edificios públicos durante estos dos días.”

Pero no lo hizo. Para regocijo del antikirchnerismo destituyente.

En este actual desenfreno demencial, el rabino Marcelo Polakoff, escribió en La Nación, haciendo referencia al fiscal muerto: “El hombre que se había dedicado con absoluto compromiso a buscar justicia para descubrir a los responsables de aquel hecho tan atroz, había dado su vida, literalmente, por la causa.”

El escritor y periodista Jorge Fernández Díaz, que parece confundir ficción con realidad, escribió una columna de opinión como si fuera la continuación de su exitosa novela policial “El Puñal”, un texto antológico, sin el menor apego por la verdad:

“Un ejército de motos, policías a caballo e infantes con metralletas protegían tardíamente al muerto. Decenas de personas humildes y sollozantes salían al camino con carteles rudimentarios y flores, y le imploraban al filósofo, porque no tenían enfrente a nadie más, que por favor se hiciera justicia. Santiago Kovadloff iba aterido de frío dentro de ese cortejo fúnebre que desembocaría en el desolador cementerio de La Tablada.”

Al lado, en otra columna dominical, Joaquín Morales Solá escribió sus deseos y fantasías más profundas, como formando parte de la realidad:

“El final de una era personalista y autoritaria no significa nunca una transición ordenada hacia un régimen distinto. Está marcado siempre por un escandaloso derrumbe, que amenaza los valores esenciales del sistema político. Y está impregnado por la degradación de la palabra, de la razón y de los sentimientos.”

El rabino Sergio Bergman es diputado del PRO y aliado a los sectores religiosos más derechistas en la interna de la AMIA - que en su momento abandonó Memoria Activa para entrar al PRO - tiene por jefe político a Mauricio Macri que a) está actualmente procesado por las escuchas - denunciadas por el propio fiscal Nisman - a Sergio Burstein, un familiar víctima del atentado donde murió su mujer, y b) designó al frente de la Policía Metropolitana al Comisario Fino Palacios (cuando ya estaba procesado anteriormente por encubrimiento a los cuales ahora suma otro procesamiento – al igual que Macri - por pinchaduras telefónicas).

Este rabino de un oportunismo poco religioso, ahora propone una nueva Memoria Activa, como si no existiera la que continuó con coherencia de lucha de la que él desertó, escribió en La Nación:

“Nisman murió por denunciar con valor lo que las pruebas sostienen y el juez de la causa por encubrimiento deberá dictaminar. Murió en la soledad y el aislamiento de nuestra anómica anestesia de espectadores que observan la tragedia de una muerte anunciada; lo que no nos hace cómplices, pero sí partícipes en omisión por no tener como sociedad el valor y el coraje que sí tuvo él para denunciar a la presidenta de la nación como culpable y responsable de no haberlo protegido”.

“Así como Nisman no merecía la muerte, sí merece Cristina un juicio político. En la Argentina que nacerá cuando la denuncia de Nisman sea justicia, ya no sólo no podrán matar tan impunemente a un fiscal, sino que tampoco nos matarán de miedo ni nos paralizaremos expectantes al ver en los medios las noticias que van mutando día a día”.

“Desde aquella infame sentencia de 24 horas en la que el Gobierno y su coro de obsecuentes sentenciaron suicidio hasta hoy, cuando pretende apoderarse del muerto al que no protegió, al que denostó, agravió y expuso al asesinato… Mientras Nisman dio su vida para ir de cara a la verdad por la Argentina del porvenir, esta Argentina de hoy no hace futuro, sino que nos retrotrae al pasado en manos de un gobierno autocrático, unipersonal, que desgobierna arrojándonos al caos, donde imperan el sálvese quien pueda, el "no te metás", el "algo habrá hecho", donde somos derechos y humanos, y donde para sobrevivir hay que mentir, como nos acostumbran cuando sin vergüenza mienten cada día…..

“Esta presunta resurrección épica y mítica, que es una trágica caricatura camporista de montoneros devaluados e impostados, trae desde las cloacas de nuestras peores prácticas como sociedad el magnicidio y el crimen político. De eso se trata la muerte de Nisman. Como cuando intentan darnos cátedra desde la "Universidad K" de La Plata, parece que el contexto genera condiciones para el terror. Y ese contexto es responsabilidad de la presidenta de la nación…..”

“Mientras la Justicia hace su trabajo investigando cómo murió, es decir, quién lo mató, no se pueden postergar las consecuencias políticas e institucionales que tendrá el saber por qué murió el fiscal. Y aquí está clara la respuesta: a Nisman lo mataron por su investigación. Murió por la causa AMIA, que ahora ya son tres causas: la masacre, su encubrimiento y el asesinato de Nisman.”

Como se puede observar, el piadoso y republicano rabino judio, que solicita a los demás una templanza y diálogo del que carece, afirma - seguramente por revelación divina de Jehová -categóricamente que a Nisman lo mandó matar la Presidenta de la Nación.

Desde Clarín, el catedrático Luis Alberto Romero, bajo el título “El caso Nisman y el lado clandestino del Estado” intenta equiparar la situación de 2015 con la de 1975:

“En su loca carrera final, hacia el poder total o simplemente la impunidad, el gobierno parece haber traspasado un límite. Después de exacerbar la violencia verbal, las “palabras que matan” parecen mutarse en muertes reales. Nos preguntamos cuántas armas tienen las “organizaciones populares” subvencionadas, y en qué circunstancias estarían dispuestas a usarlas. Es imposible no pensar en 1975. Entonces se decía que había que llegar a las elecciones “aunque sea con muletas”. Ojalá hubieran podido. Hoy tenemos el deber de desempeñarnos mejor que los dirigentes de entonces”.

“Tenemos que llegar a las elecciones, pero para eso hay que salvar a la República. No se puede esperar mucho del equipo gobernante, ni de la presidenta, que parece conspirar contra ella misma. Toda la responsabilidad recae en el sector opositor de la sociedad…. Aquí está el ojo de la crisis: en el gradual derrumbe del Estado de Derecho. Más allá de su sentido general, quizás abstracto, tiene hoy un significado muy personal y directo para muchos, como el periodista del Herald que se fue del país. Luego de la muerte de Nisman todos nos sentimos amenazados de algún modo. Hasta ahora el problema eran los motochorros, los asaltantes o los narcos; ahora se le teme al gobierno y a su larga y pesada mano.”

Similares a la anterior, también se pueden escuchar o leer afirmaciones irresponsables como:

a) la del ferviente republicano argentino de la comunidad judia Marcos Aguinis que no duda en afirmar que estamos en presencia de un crimen

b) del periodista argentino de la comunidad judía Gabriel Levinas que sostiene que se armó el escenario del crimen y se sustrajeron carpetas, o

c) la del militante antikichnerista, también escritor y periodista Jorge Asís - que contradiciendo el informe conocido de la autopsia informada por la fiscal - afirma, como si hubiera accedido a fuentes ignotas o a iluminación divina, que el disparo mortal fue en la nuca.

Sin embargo, algunas exteriorizaciones de salud periodísticas aún existen y por ejemplo pueden encontrarse en sendas notas de dos periodistas insospechados de simpatizar con el gobierno nacional pero también ubicados racionalmente en las antípodas del antikirchnerismo resentido y crispado que busca desestabilizar nuestra sociedad, destituir al actual gobierno nacional y de ser necesario para el logro de tan republicanos fines, incendiar al país por sus cuatro costados.

Romina Manguel escribió:

“La muerte del fiscal Alberto Nisman, titular de la unidad más equipada del Ministerio Público, creada por el kirchnerismo para investigar el atentado, lo enluta todo… Pero en cadena o en Facebook, la Presidenta también se defendía porque Nisman la había denunciado, tomando al Gobierno por sorpresa, como partícipe de un encubrimiento que cobró forma en un Memorándum de Entendimiento con Irán”.

“La sorpresa no se debió sólo al momento elegido, plena feria judicial de enero, sino a que el propio Nisman había reconocido el apoyo de la Presidenta de la Nación desde los inicios de la causa. El propio Nisman recordaba que como legisladora integrante de la comisión bicameral de seguimiento al atentado a la AMIA, en 1996, Cristina Fernández de Kirchner fue exceptuada de la acusación de encubrimiento porque fue la única que no adhirió a los dictámenes de la mayoría y cuestionó con dureza la investigación en ese entonces a cargo del actualmente procesado ex juez Galeano”.

“Encima Nisman admitía que sólo durante el kirchnerismo se desclasificaron archivos secretos de la ex SIDE, la Policía, la Gendarmería y la Prefectura, se creó la Unidad AMIA y se levantó el secreto a los agentes de Inteligencia para que declararan en el juicio oral.”

“¿A esa misma Presidenta denunciaba? El principio del fin tiene nombre. Memorándum de Entendimiento con Irán”.

"Nos jugamos la vida en esto, nuestras cabezas tienen precio, y ahora esos mismos que acusamos de ser los ideólogos del atentado se sientan a negociar", me dijo Nisman a días de haberse firmado el acuerdo. "Ni siquiera me llaman al Senado para preguntarme por qué esto es un disparate", continuó tiempo después”.

“Es que el eje de la acusación de Nisman se desmoronaba con este hecho. No tenía nada más, ni nada menos, que la convicción de la responsabilidad de Irán en el atentado".

“Para Nisman, los autores ideológicos estaban identificados. Y cada aniversario, durante los años que encabezó la Unidad Especial, daba a conocer nuevas pruebas que a su entender respaldaban la hipótesis más fuerte sobre la que había trabajado casi obsesivamente junto con "Jaime" Stiusso, el hombre fuerte de Inteligencia, con la colaboración constante de las agencias de inteligencia de Estados Unidos e Israel”.

“Desde el día en que se conocieron las negociaciones del canciller Héctor Timerman con Irán (que permitía al propio Nisman ir a interrogar a los acusados en Irán porque después de dos décadas estaba bien en claro que los acusados no iban a venir al país), sorpresivamente fue el propio Nisman el que se opuso a esa herramienta e hizo público su profundo malestar. ¿Un fiscal que se opone a un documento que le propone por fin interrogar a los acusados que él cree culpables?”

“Y empezó a darle forma a la idea de que alguien encubría algo como encubridora?

“ ¿En qué momento se rompió la relación entre el fiscal y el Gobierno?

“¿ Empezó cuando él le atribuyo el carácter de diplomacia paralela con Irán, a las charlas de los poco serios Luis D'Elía y Fernando Esteche?”.

“¿O cuando apareció el diputado nacional Andrés Larroque en unas escuchas (que no estaban autorizadas por juez alguno y por ende eran ilegales y de tener eventual envergadura, por su origen ilegal, eran impresentables como pruebas en cualquier juzgado del planeta? y no dudó en sumarlo a la lista de encubridores?.”

“¿O cuando escaló, en una carrera desenfrenada, hasta responsabilizar al principal promotor del Memorándum, el canciller, y a la misma Presidenta que fue la única que lo había convertido en uno de los hombres más poderosos del escenario judicial con una unidad dotada de recursos y prácticamente sin controles?”…..

Y concluye Romina Manguel diciendo en La Nación:

“El modo en que su muerte impacte en la investigación por el atentado a la AMIA será, si la tiene, otra respuesta a largo plazo. Para quienes cuestionaban su trabajo, es un buen momento para cambiar la dirección de la investigación tras dos décadas sin avances significativos. Una posibilidad de mirar más allá de Irán, de salirse de ese chaleco de fuerza que, para algunos, limitaba la investigación desde el primer día.”

El periodista, también antikichnerista, Jorge Urien Berri, fue un oasis de racionalidad en ese domingo último de enero atravesadas por las columnas apocalípticas de los periodistas estrellas de La Nación . Escribió:

“Todo parece valer en la puja de intereses que se libra en torno a la verdadera causa de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Hay mucho en juego y jugadores muy fuertes. Están los intereses contrapuestos del Gobierno y la oposición, y los de la familia judicial kirchnerista y antikirchnerista, pero también se juega la posibilidad o no de una investigación del atentado a la AMIA sin contaminaciones y, muy especialmente, la verdad de la turbia relación entre la ex SIDE y la Justicia, ojo, no sólo en la causa AMIA”.

“Su muerte amplió el campo de batalla hasta el horizonte, desplazando la denuncia endeble y poco seria que el fiscal había efectuado a un último lugar y plano. En cuanto se confirme alguna de las hipótesis, suicidio, suicidio inducido u homicidio, habrá ganadores y perdedores”.

“El Gobierno es ya el gran perdedor en cualquiera de las alternativas. Las tres lo perjudican porque la sociedad cree en el homicidio y desconfiará si la Justicia se inclina - como la investigación y las irrefutables pruebas conseguidas parecen indicar hasta ahora- que solo se trata de un suicidio.”

Tras estas dos largas citas de dos periodistas insospechados de kirchnerismo, está claro que detrás de una denuncia sin sustancia ni seriedad y la muerte del fiscal convertido en un falso héroe, hay una instrumentación política deleznable por parte del amplio abanico político antikirchnerista. Por eso el gobierno debe ser el más interesado que la muerte quede aclarada.

Entre los candidatos presidenciales, Daniel Scioli, como es habitual, se sumió en un silencio insondable.

Sergio Massa, abogado novato, dio otra muestra que su ideología puede sintetizarse en una cuestión táctica: el más desfachatado oportunismo. Afirmó que se presentará como querellante para seguir de cerca la causa sabiendo que eso es imposible porque - como lo sabe un estudiante de la carrera de derecho, no es un particular damnificado.

Mauricio Macri - denunciado por el propio fiscal Nisman en el caso de las escuchas contra familiares de las víctimas de los atentados y que lo involucran junto con su designado jefe policial Palacios - mostrando que su nueva política es un recetario de las peores taras de la vieja política, expresó:

“que este caso sirva para desterrar una de las prácticas de la mala política, que es utilizar los servicios de inteligencia en forma facciosa. Los servicios de inteligencia tienen que estar al servicio de los intereses de la Nación y no de un partido ni en contra de otros dirigentes, como a mí me tocó sufrir ese sistema con la causa de las escuchas. La muerte del fiscal tiene que ser un antes y un después que de transparencia y claridad a los servicios de inteligencia en la República Argentina”.

Hermes Binner afirmó que lo que hay que cambiar “no son los servicios de inteligencia sino el gobierno.”

Elisa Carrió, con su habitual impunidad y desmesura declaró: “Yo pensé que robaban, que mentían sistemáticamente, nunca pensé que pudieran matar. Terminó el relato. Toda la gente está clara en que fue un crimen o una instigación al suicidio y los únicos confundidos son ellos.”

FRENAR LA LOCURA

El kirchnerismo, como es tradicional, exhibiendo una cualidad política que no existente en sus adversarios, que es su audacia fundamentalmente en situaciones complicadas, tomó una decisión trascendental de disolver la Secretaria de Inteligencia y enviar un proyecto de ley al Congreso creando una Agencia.

Posiblemente sea tarde para el gobierno pero muy a tiempo para la democracia. Debe ser ampliamente discutida como una trascendental política de estado. Debe ser un barajar y dar de nuevo. Si sólo resulta un maquillaje será juego para la tribuna y el prólogo de una frustración de un costo enorme.

El gobierno no debe meramente imponer la razón del número y la oposición no puede reducir su participación a una negativa cerrada y caprichosa ni mucho menos fogonear una marcha a favor de un falso héroe.

El tema y su tratamiento racional y maduro, sería un buen síntoma que se puede transitar por la cordura, frenando la locura. Lo conocido hasta este momento es lo opuesto. En lugar de frenarla, a la locura se la incentiva.