La denuncia promovida por el fiscal Alberto Nisman y su
posterior muerte, han producido un desenfreno verbal, una tergiversación de los
hechos y una falta de mesura, en donde chapotean en el barro tanto el gobierno
nacional como la oposición antikirchnerista.
Como así también los editorialistas y columnistas de los
medios dominantes con descripciones y vaticinios apocalípticos (Clarín, La Nación,
TN, Mitre, Canal 13, Infobae, etc) y una ausencia total de crítica en los
medios con línea editorial favorable al gobierno nacional (Página 12, Tiempo Argentino, 678, etc.) - salvo
contadas y tardías excepciones - sobre los errores de la Presidenta de la Nación
(como si la misma gozara para sus simpatizantes y militantes de una pretendida
infalibilidad, tan absurda como la papal).
A eso se agrega la hipocresía de muchos de los análisis de
la prensa internacional de EEUU, Israel, el Reino Unido y de parte de la Unión
Europea, junto a la habitual subordinación de los dirigentes de las
instituciones formalmente representativas de los argentinos de origen judío (la
DAIA y la AMIA) a la política exterior del Estado de Israel.
La crisis política desatada por la denuncia y muerte del
fiscal ha permitido que poderosos actores económicos y mediáticos, desde
empresarios prebendarios a la corporación burocrática judicial, con la coordinación de los
medios hegemónicos, estén dispuestos a promover o subirse a situaciones que
puedan llevar a que el gobierno nacional transite sus meses finales en forma penosa.
A esta altura del año su objetivo de máxima es la renuncia
presidencial y de mínima un adelantamiento de las elecciones. Es lo que se ha
denominado “golpe blando”
Parece redundante y obvio aclarar que la muerte del fiscal
Alberto Nisman es lamentable.
A partir de ello es imprescindible señalar que su “investigación”
es una continuación de la iniciada por el juez Galeano, y los fiscales Muller,
Barbacchia y también Nisman; y que los tres primeros no por nada están actualmente procesados y deberán comparecer en el juicio oral cuya elevación ya se
dispusiera. Por encubrimiento del atentado. De este proceso fue “salvado” el
fiscal Nisman que “continuó” esa investigación.
La investigación, porque de alguna manera la debemos llamar,
es de un sesgamiento inadmisible, y claramente responde a directivas precisas de los servicios de inteligencia de EE.UU y de Israel de la que era tributaria
y obediente empleada (hasta la destitución de Stiusso y su grupo de tareas) la SIDE.
Todo indica que primero se determinó el culpable y luego se
buscaron las pruebas que lo involucraran. No es reprochable contar con
informaciones de servicios de inteligencia extranjera.
Lo que resulta inadmisible es subordinarse a las
indicaciones de los mismos y aceptar sin beneficio de inventario la información
suministrada por estados extranjeros y que el fiscal Nisman recibiera órdenes y
direccionamiento desde “La Embajada” estadounidense.
Extraño caso de superposición: la SIDE, a través de su
mandamás Stiuso dirigía la investigación de Nisman y a su vez la SIDE (Stiuso) era
instrumentada por la CIA y el MOSAD.
“Los republicanos” nativos (desde el PRO al Frente Renovador
pasando por la UCR, el Socialismo y el emprendimiento unipersonal de Carrio) sostienen
que con el Memorándum de Entendimiento con Irán se entregó la causa AMIA a los
presuntos responsables de “una investigación” amañada.
Simultáneamente no formulan la menor crítica (la mayoría se
hacen los desatendidos o miran al costado) respecto a las pruebas, estas sí,
existentes, tangibles y concretas, obtenidas gracias a las filtraciones de
documentos clasificados - realizadas por Wikileaks de Julian Assange - de los
cables cifrados que la Embajada Norteamericana en Buenos Aires remitía hacia el
Departamento de Estado de EE.UU, de los cuales surge inequívocamente la
obediencia debida del fiscal Nisman a lo que parece eran sus verdaderos jefes: la
CIA, el Mossad y el embajador estadounidense local.
La genuflexión de estos políticos opositores hacia la bajada de línea estadounidense
e israelí los lleva a considerar como totalmente normales la actitud de
subordinación y obediencia debida que el fiscal Nisman observaba y practicó durante
10 años hacia los servicios de inteligencia y autoridades diplomáticas de
potencias extranjeras.
Nisman contó con recursos, tiempo y personal y el resultado
es de una endeblez sorprendente tanto su investigación de 10 años como su
denuncia personal a la Presidente, el Canciller y demás imputados. Más que buscar la verdad de lo sucedido se buscó culpables
señalados desde el exterior.
Esto no significa que Irán pudiera realmente ser responsable,
pero para eso se necesitan las pruebas que a Nisman siempre le faltaron. Y que
le habían faltado anteriormente a Galeano.
Por eso resulta sorprendente e hipócrita que quien no buscó la
verdad sino sólo a los responsables (Irán) que le señalaron desde el exterior (EEUU
e Israel), hoy hay quienes lo consideren un héroe.
La muerte siempre merece respeto pero nunca puede ser un
pretexto para cambiar la historia del muerto.
Eso lo saben tres de las cuatro agrupaciones de familiares
de víctimas de los atentados, que fueron muy críticos de Nisman. Lo saben también
las autoridades formales de los argentinos de origen judío, pero complicidades
y ocultamientos heredados y propios, las llevan a igual que Nisman a señalar
culpables en función de intereses políticos indicados desde afuera.
En síntesis: Nisman estaba mucho más cerca de recorrer al
final de su camino judicial el mismo itinerario de ser procesado por encubrimiento de
los atentados como actualmente lo están sus colegas Muller y Barbacchia, que de
la condición de héroe y mártir que por motivos que hacen a la política local quieren
proyectarlo los políticos antikirchneristas.
Por su parte, las actuales autoridades de AMIA y DAIA nunca
han hecho un repudio en el primer caso y una autocrítica en el segundo, en
relación al homenaje que le tributaron al actualmente procesado “Fino” Palacios, el tristemente célebre jefe policial de Macri..
O el pedido de disculpas de la comisión presidida por Rubén
Beraja a Carlos Menem por el certero y enjundioso discurso de Laura Ginsberg,
el impactante “Yo acuso a los gobiernos de Menem y Duhalde”, pronunciado en la
calle Pasteur en la recordación del atentado en el año 1997.
Una muestra en pequeño de la promiscuidad llamativa e
irritante entre presuntos denunciadores y encubridores, puede observarse en el
cumpleaños en enero de este año de Marta Nercellas, la abogada que comandó un
equipo de abogados durante más de una década en representación de la DAIA y
personalmente de su entonces presidente Rubén Beraja.
Entre sus invitados se contaba nada menos que con el
procesado “Fino” Palacios, (imputado en el juicio de encubrimiento que con
suerte se concretará en el segundo semestre de este año), información aparecida
en Ámbito Financiero del martes 27 de enero y nunca desmentida.
Para colmar el vaso, también estaba presente la actual jueza
a cargo del caso Nisman, la Dra. Fabiana Palmeghini, de notoria militancia
antikirchnerista; el actual abogado de la DAIA Miguel Bronfman, el juez de la
servilleta Claudio Bonadío (hoy puesto en un pedestal por el antikirchnerismo a
pesar de haber cajoneado durante años la falsa denuncia de Telleldín contra los
policías de la bonaerense); el ex presidente de la DAIA Jorge Kirszenbaum,
quien en el 2006 recibió la justa crítica de Memoria Activa por haber dicho que:
“el procesamiento al Sr. Ruben Beraja constituye un ataque a la comunidad judía
en su conjunto así como que la resolución judicial dictada por el Juez Ariel
Lijo transforma a las víctimas en victimarios". Por si lo mencionado no
fuera suficiente, también estaba presente el Fiscal General Ricardo Sanz que no
solo es el superior de la fiscal de la causa Nisman Viviana Fein sino uno de
los activos promotores del 18-F.
La abogada cumpleañera Nercellas no es otra que la abogada
que acompañó a Rubén Beraja a una reunión de ex presidentes de AMIA y DAIA a la
sede de la calle Pasteur para tratar la muerte de Nisman.
Si a esto se suma la posibilidad, dada como concretada por
la periodista Silvia Naisthat de Clarín, que la DAIA y la AMIA habrían ingresado en
diciembre del año pasado al Foro de Convergencia Empresarial (una de las organizaciones de más
poder económico en el país y furiosamente antigubernamental y tambien activa promotora del
18-F), es fácil entender por qué decenas y decenas de miles de argentinos de
origen judío sienten que estas instituciones se arrogan una representatividad de ellos muy cuestionable. Y que es la razón por la cual vienen
diciendo desde hace dos décadas: “No, en mi nombre”.
GOBIERNO Y OPOSICIÓN
La Presidenta de la Nación ha actuado con una
irresponsabilidad política llamativa al dar a conocer sus dos cartas
innecesarias e imprudentes con certezas sin pruebas, con imprecisiones y
errores; y una semana más tarde, en una tardía cadena nacional, dando un largo
rodeo personal, para llegar - por fín - al meollo y naturaleza de la cuestión pero de forma
inapropiada.
Dar opiniones sobre si era suicidio u homicidio, con
afirmaciones insólitas sobre una investigación judicial en pañales que recién comenzaba, resultan
muy criticables en su doble condición, la primera y fundamental de cabeza del
Poder Ejecutivo y la segunda como abogada.
El señalamiento de sospechas hacia personas aún no
procesadas resulta a todas luces un craso error superlativo.
Señalar que no tiene dudas que es un asesinato, la ubica
desde una responsabilidad infinitamente mayor, en la misma vereda de
irresponsabilidad del habitualmente inimputable showman Jorge Lanata que con su
propia voz le aseguraba a sus oyentes que: “te haremos escuchar las grabaciones
que llevaron al asesinato del fiscal Nisman”.
O del autodenominado filósofo de la DAIA Santiago Kovadloff
que en su discurso en el entierro de Nisman en el cementerio de la Tablada
afirmó: “Se jugó la vida y pagó con ella para impedir en la medida de sus
fuerzas, que el crimen se llevara por delante, sin costo alguno, la verdad, la ética
y la República. Alberto Nisman murió en el intento de echar luz sobre la
oscuridad……La República vuelve a estar de duelo con este asesinato”
Este columnista de La Nación y redactor de los discursos del
Presidente de la Sociedad Rural, sólo encuentra la República, palabra con la
que se hace gárgaras, en las páginas del diario fundado por un genocida y a posteriori propulsor de todos los golpes militares de la historia argentina, beneficiario y cómplice de la última dictadura
establishment-militar y le pone la música y la letra a las habituales
embestidas desde un predio usurpado, como es la Rural, a su presidente Luis Miguel Etchevehere.
La Presidente de la Nación debió formular un único discurso
institucional por cadena nacional, sin tratar ningún otro tema que el vinculado
a la denuncia y muerte de Nisman.
Podía haber dicho, para el bien de la República:
“El país y esta presidente se sienten profundamente
conmovidos por la muerte de un fiscal de la Nación. Estoy como todos los
argentinos deseosos que se haga justicia y que se sepa la verdad sobre la
muerte de Alberto Nisman.
En mi caso particular, quiero que no quede ninguna duda, porque
pocos días antes de morir, el fiscal me imputó el encubrimiento de delitos gravísimos
junto a mi Canciller.
Dejo para otra oportunidad, rebatir públicamente y en lugar que corresponde la justicia, si finalmente ésta hace lugar a la denuncia, los cargos que el fiscal muerto ha formulado. Pongo a disposición de la fiscal todos los recursos materiales y humanos del Estado para que pueda llegar a la verdad de lo ocurrido.
Hago llegar mis condolencias a la familia, en particular a sus dos hijas, una adolescente y otra pequeña, a su madre, a su ex mujer la jueza Arroyo Salgado, a las cuales las invito a concurrir cuando lo consideren oportuno y necesario a la casa de gobierno.
He decretado dos días de duelo nacional y dispuesto en señal
de ello que la bandera nacional permanezca a media asta en todos los edificios
públicos durante estos dos días.”
Pero no lo hizo. Para regocijo del antikirchnerismo destituyente.
En este actual desenfreno demencial, el rabino Marcelo
Polakoff, escribió en La Nación, haciendo referencia al fiscal muerto: “El
hombre que se había dedicado con absoluto compromiso a buscar justicia para
descubrir a los responsables de aquel hecho tan atroz, había dado su vida,
literalmente, por la causa.”
El escritor y periodista Jorge Fernández Díaz, que parece
confundir ficción con realidad, escribió una columna de opinión como si fuera
la continuación de su exitosa novela policial “El Puñal”, un texto antológico,
sin el menor apego por la verdad:
“Un ejército de motos, policías a caballo e infantes con
metralletas protegían tardíamente al muerto. Decenas de personas humildes y
sollozantes salían al camino con carteles rudimentarios y flores, y le
imploraban al filósofo, porque no tenían enfrente a nadie más, que por favor se
hiciera justicia. Santiago Kovadloff iba aterido de frío dentro de ese cortejo
fúnebre que desembocaría en el desolador cementerio de La Tablada.”
Al lado, en otra columna dominical, Joaquín Morales Solá escribió
sus deseos y fantasías más profundas, como formando parte de la realidad:
“El final de una era personalista y autoritaria no significa
nunca una transición ordenada hacia un régimen distinto. Está marcado siempre
por un escandaloso derrumbe, que amenaza los valores esenciales del sistema político.
Y está impregnado por la degradación de la palabra, de la razón y de los
sentimientos.”
El rabino Sergio Bergman es diputado del PRO y aliado a los
sectores religiosos más derechistas en la interna de la AMIA - que en su
momento abandonó Memoria Activa para entrar al PRO - tiene por jefe político a
Mauricio Macri que a) está actualmente procesado por las escuchas - denunciadas
por el propio fiscal Nisman - a Sergio Burstein, un familiar víctima del
atentado donde murió su mujer, y b) designó al frente de la Policía
Metropolitana al Comisario Fino Palacios (cuando ya estaba procesado
anteriormente por encubrimiento a los cuales
ahora suma otro procesamiento – al igual que Macri - por pinchaduras telefónicas).
Este rabino de un oportunismo poco religioso, ahora propone
una nueva Memoria Activa, como si no existiera la que continuó con coherencia
de lucha de la que él desertó, escribió en La Nación:
“Nisman murió por denunciar con valor lo que las pruebas
sostienen y el juez de la causa por encubrimiento deberá dictaminar. Murió en
la soledad y el aislamiento de nuestra anómica anestesia de espectadores que
observan la tragedia de una muerte anunciada; lo que no nos hace cómplices,
pero sí partícipes en omisión por no tener como sociedad el valor y el coraje
que sí tuvo él para denunciar a la presidenta de la nación como culpable y
responsable de no haberlo protegido”.
“Así como Nisman no merecía la muerte, sí merece Cristina un
juicio político. En la Argentina que nacerá cuando la denuncia de Nisman sea
justicia, ya no sólo no podrán matar tan impunemente a un fiscal, sino que
tampoco nos matarán de miedo ni nos paralizaremos expectantes al ver en los
medios las noticias que van mutando día a día”.
“Desde aquella infame sentencia de 24 horas en la que el
Gobierno y su coro de obsecuentes sentenciaron suicidio hasta hoy, cuando
pretende apoderarse del muerto al que no protegió, al que denostó, agravió y
expuso al asesinato… Mientras Nisman dio su vida para ir de cara a la verdad
por la Argentina del porvenir, esta Argentina de hoy no hace futuro, sino que
nos retrotrae al pasado en manos de un gobierno autocrático, unipersonal, que
desgobierna arrojándonos al caos, donde imperan el sálvese quien pueda, el "no
te metás", el "algo habrá hecho", donde somos derechos y
humanos, y donde para sobrevivir hay que mentir, como nos acostumbran cuando
sin vergüenza mienten cada día…..
“Esta presunta resurrección épica y mítica, que es una trágica
caricatura camporista de montoneros devaluados e impostados, trae desde las
cloacas de nuestras peores prácticas como sociedad el magnicidio y el crimen
político. De eso se trata la muerte de Nisman. Como cuando intentan darnos cátedra
desde la "Universidad K" de La Plata, parece que el contexto genera
condiciones para el terror. Y ese contexto es responsabilidad de la presidenta
de la nación…..”
“Mientras la Justicia hace su trabajo investigando cómo murió,
es decir, quién lo mató, no se pueden postergar las consecuencias políticas e
institucionales que tendrá el saber por qué murió el fiscal. Y aquí está clara
la respuesta: a Nisman lo mataron por su investigación. Murió por la causa
AMIA, que ahora ya son tres causas: la masacre, su encubrimiento y el asesinato
de Nisman.”
Como se puede observar, el piadoso y republicano rabino
judio, que solicita a los demás una templanza y diálogo del que carece, afirma - seguramente por revelación divina de Jehová -categóricamente que a
Nisman lo mandó matar la Presidenta de la Nación.
Desde Clarín, el catedrático Luis Alberto Romero, bajo el título
“El caso Nisman y el lado clandestino del Estado” intenta equiparar la situación
de 2015 con la de 1975:
“En su loca carrera final, hacia el poder total o
simplemente la impunidad, el gobierno parece haber traspasado un límite. Después
de exacerbar la violencia verbal, las “palabras que matan” parecen mutarse en
muertes reales. Nos preguntamos cuántas armas tienen las “organizaciones
populares” subvencionadas, y en qué circunstancias estarían dispuestas a
usarlas. Es imposible no pensar en 1975. Entonces se decía que había que llegar
a las elecciones “aunque sea con muletas”. Ojalá hubieran podido. Hoy tenemos
el deber de desempeñarnos mejor que los dirigentes de entonces”.
“Tenemos que llegar a las elecciones, pero para eso hay que
salvar a la República. No se puede esperar mucho del equipo gobernante, ni de
la presidenta, que parece conspirar contra ella misma. Toda la responsabilidad
recae en el sector opositor de la sociedad…. Aquí está el ojo de la crisis: en
el gradual derrumbe del Estado de Derecho. Más allá de su sentido general, quizás
abstracto, tiene hoy un significado muy personal y directo para muchos, como el
periodista del Herald que se fue del país. Luego de la muerte de Nisman todos
nos sentimos amenazados de algún modo. Hasta ahora el problema eran los
motochorros, los asaltantes o los narcos; ahora se le teme al gobierno y a su
larga y pesada mano.”
Similares a la anterior, también se pueden escuchar o leer afirmaciones irresponsables como:
a) la del ferviente republicano argentino de la comunidad
judia Marcos Aguinis que no duda en afirmar que estamos en presencia de un
crimen
b) del periodista argentino de la comunidad judía Gabriel
Levinas que sostiene que se armó el escenario del crimen y se sustrajeron
carpetas, o
c) la del militante antikichnerista, también escritor y
periodista Jorge Asís - que contradiciendo el informe conocido de la autopsia
informada por la fiscal - afirma, como si hubiera accedido a fuentes ignotas o
a iluminación divina, que el disparo mortal fue en la nuca.
Sin embargo, algunas exteriorizaciones de salud periodísticas aún existen y por ejemplo pueden encontrarse en sendas notas de dos periodistas insospechados de simpatizar con el gobierno nacional pero también ubicados racionalmente en las antípodas del antikirchnerismo resentido y crispado que busca desestabilizar nuestra sociedad, destituir al actual gobierno nacional y de ser necesario para el logro de tan republicanos fines, incendiar al país por sus cuatro costados.
Romina Manguel escribió:
“La muerte del fiscal Alberto Nisman, titular de la unidad más
equipada del Ministerio Público, creada por el kirchnerismo para investigar el
atentado, lo enluta todo… Pero en cadena o en Facebook, la Presidenta también
se defendía porque Nisman la había denunciado, tomando al Gobierno por
sorpresa, como partícipe de un encubrimiento que cobró forma en un Memorándum
de Entendimiento con Irán”.
“La sorpresa no se debió sólo al momento elegido, plena
feria judicial de enero, sino a que el propio Nisman había reconocido el apoyo
de la Presidenta de la Nación desde los inicios de la causa. El propio Nisman
recordaba que como legisladora integrante de la comisión bicameral de
seguimiento al atentado a la AMIA, en 1996, Cristina Fernández de Kirchner fue
exceptuada de la acusación de encubrimiento porque fue la única que no adhirió a
los dictámenes de la mayoría y cuestionó con dureza la investigación en ese
entonces a cargo del actualmente procesado ex juez Galeano”.
“Encima Nisman admitía que sólo durante el kirchnerismo se desclasificaron archivos secretos de la ex SIDE, la Policía, la Gendarmería y la Prefectura, se creó la Unidad AMIA y se levantó el secreto a los agentes de Inteligencia para que declararan en el juicio oral.”
“Encima Nisman admitía que sólo durante el kirchnerismo se desclasificaron archivos secretos de la ex SIDE, la Policía, la Gendarmería y la Prefectura, se creó la Unidad AMIA y se levantó el secreto a los agentes de Inteligencia para que declararan en el juicio oral.”
“¿A esa misma Presidenta denunciaba? El principio del fin
tiene nombre. Memorándum de Entendimiento con Irán”.
"Nos jugamos la vida en esto, nuestras cabezas tienen
precio, y ahora esos mismos que acusamos de ser los ideólogos del atentado se
sientan a negociar", me dijo Nisman a días de haberse firmado el acuerdo.
"Ni siquiera me llaman al Senado para preguntarme por qué esto es un
disparate", continuó tiempo después”.
“Es que el eje de la acusación de Nisman se desmoronaba con
este hecho. No tenía nada más, ni nada menos, que la convicción de la
responsabilidad de Irán en el atentado".
“Para Nisman, los autores ideológicos estaban identificados.
Y cada aniversario, durante los años que encabezó la Unidad Especial, daba a
conocer nuevas pruebas que a su entender respaldaban la hipótesis más fuerte
sobre la que había trabajado casi obsesivamente junto con "Jaime" Stiusso,
el hombre fuerte de Inteligencia, con la colaboración constante de las agencias
de inteligencia de Estados Unidos e Israel”.
“Desde el día en que se conocieron las negociaciones del
canciller Héctor Timerman con Irán (que permitía al propio Nisman ir a
interrogar a los acusados en Irán porque después de dos décadas estaba bien en
claro que los acusados no iban a venir al país), sorpresivamente fue el propio
Nisman el que se opuso a esa herramienta e hizo público su profundo malestar. ¿Un
fiscal que se opone a un documento que le propone por fin interrogar a los
acusados que él cree culpables?”
“Y empezó a darle forma a la idea de que alguien encubría
algo como encubridora?
“ ¿En qué momento se rompió la relación entre el fiscal y el
Gobierno?
“¿ Empezó cuando él le atribuyo el carácter de diplomacia
paralela con Irán, a las charlas de los poco serios Luis D'Elía y Fernando
Esteche?”.
“¿O cuando apareció el diputado nacional Andrés Larroque en
unas escuchas (que no estaban autorizadas por juez alguno y por ende eran
ilegales y de tener eventual envergadura, por su origen ilegal, eran
impresentables como pruebas en cualquier juzgado del planeta? y no dudó en
sumarlo a la lista de encubridores?.”
“¿O cuando escaló, en una carrera desenfrenada, hasta
responsabilizar al principal promotor del Memorándum, el canciller, y a la
misma Presidenta que fue la única que lo había convertido en uno de los hombres
más poderosos del escenario judicial con una unidad dotada de recursos y prácticamente
sin controles?”…..
Y concluye Romina Manguel diciendo en La Nación:
“El modo en que su muerte impacte en la investigación por el
atentado a la AMIA será, si la tiene, otra respuesta a largo plazo. Para
quienes cuestionaban su trabajo, es un buen momento para cambiar la dirección
de la investigación tras dos décadas sin avances significativos. Una posibilidad
de mirar más allá de Irán, de salirse de ese chaleco de fuerza que, para
algunos, limitaba la investigación desde el primer día.”
El periodista, también antikichnerista, Jorge Urien Berri,
fue un oasis de racionalidad en ese domingo último de enero atravesadas por las
columnas apocalípticas de los periodistas estrellas de La Nación . Escribió:
“Todo parece valer en la puja de intereses que se libra en
torno a la verdadera causa de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Hay mucho en
juego y jugadores muy fuertes. Están los intereses contrapuestos del Gobierno y
la oposición, y los de la familia judicial kirchnerista y antikirchnerista,
pero también se juega la posibilidad o no de una investigación del atentado a
la AMIA sin contaminaciones y, muy especialmente, la verdad de la turbia relación
entre la ex SIDE y la Justicia, ojo, no sólo en la causa AMIA”.
“Su muerte amplió el campo de batalla hasta el horizonte,
desplazando la denuncia endeble y poco seria que el fiscal había efectuado a un
último lugar y plano. En cuanto se confirme alguna de las hipótesis, suicidio, suicidio
inducido u homicidio, habrá ganadores y perdedores”.
“El Gobierno es ya el gran perdedor en cualquiera de las
alternativas. Las tres lo perjudican porque la sociedad cree en el homicidio y
desconfiará si la Justicia se inclina - como la investigación y las
irrefutables pruebas conseguidas parecen indicar hasta ahora- que solo se trata
de un suicidio.”
Tras estas dos largas citas de dos periodistas
insospechados de kirchnerismo, está claro que detrás de una denuncia sin sustancia ni
seriedad y la muerte del fiscal convertido en un falso héroe, hay una instrumentación
política deleznable por parte del amplio abanico político antikirchnerista. Por
eso el gobierno debe ser el más interesado que la muerte quede aclarada.
Entre los candidatos presidenciales, Daniel Scioli, como es
habitual, se sumió en un silencio insondable.
Sergio Massa, abogado novato, dio otra muestra que su
ideología puede sintetizarse en una cuestión táctica: el más desfachatado
oportunismo. Afirmó que se presentará como querellante para seguir de
cerca la causa sabiendo que eso es imposible porque - como lo sabe un estudiante de la carrera de derecho, no es un particular
damnificado.
Mauricio Macri - denunciado por el propio fiscal Nisman en
el caso de las escuchas contra familiares de las víctimas de los atentados y
que lo involucran junto con su designado jefe policial Palacios - mostrando que
su nueva política es un recetario de las peores taras de la vieja política,
expresó:
“que este caso sirva para desterrar una de las prácticas de
la mala política, que es utilizar los servicios de inteligencia en forma
facciosa. Los servicios de inteligencia tienen que estar al servicio de los
intereses de la Nación y no de un partido ni en contra de otros dirigentes,
como a mí me tocó sufrir ese sistema con la causa de las escuchas. La muerte
del fiscal tiene que ser un antes y un después que de transparencia y claridad
a los servicios de inteligencia en la República Argentina”.
Hermes Binner afirmó que lo que hay que cambiar “no son los
servicios de inteligencia sino el gobierno.”
Elisa Carrió, con su habitual impunidad y desmesura declaró:
“Yo pensé que robaban, que mentían sistemáticamente, nunca pensé que pudieran
matar. Terminó el relato. Toda la gente está clara en que fue un crimen o una
instigación al suicidio y los únicos confundidos son ellos.”
FRENAR LA LOCURA
El kirchnerismo, como es tradicional, exhibiendo una
cualidad política que no existente en sus adversarios, que es su audacia
fundamentalmente en situaciones complicadas, tomó una decisión trascendental de
disolver la Secretaria de Inteligencia y enviar un proyecto de ley al Congreso
creando una Agencia.
Posiblemente sea tarde para el gobierno pero muy a tiempo
para la democracia. Debe ser ampliamente discutida como una trascendental política
de estado. Debe ser un barajar y dar de nuevo. Si sólo resulta un maquillaje
será juego para la tribuna y el prólogo de una frustración de un costo enorme.
El gobierno no debe meramente imponer la razón del número y
la oposición no puede reducir su participación a una negativa cerrada y
caprichosa ni mucho menos fogonear una marcha a favor de un falso héroe.
El tema y su tratamiento racional y maduro, sería un buen síntoma que se puede transitar por la cordura, frenando la locura. Lo conocido hasta este momento es lo opuesto. En lugar de frenarla, a la locura se la incentiva.
El tema y su tratamiento racional y maduro, sería un buen síntoma que se puede transitar por la cordura, frenando la locura. Lo conocido hasta este momento es lo opuesto. En lugar de frenarla, a la locura se la incentiva.
