Fue tan brutal, tan explícito, tan exhibicionista, que - quizás eso - muchos lo pasaron por alto. Cuando algo es muy obsceno, las personas con pudor tenemos una especie de
anticuerpo: nos ponemos refractarios y, aunque lo que tengamos enfrente sea un
elefante, no lo vemos. Era lógica la actitud: con pornografía en
la tapa de los diarios, a los seres más o menos prolijos les provoca algún
grado de rechazo. Da vuelta la cabeza, no mira y, en consecuencia, no ve.
Al día siguiente del anuncio presidencial sobre los cambios
en la cúpula de la Secretaría de Inteligencia - cuyo principal y para nada escondido fín era la expulsión del topo de la CIA y el Mossad que desde hacía décadas venía manejando a su antojo "La Casa", el diario La Nación mostró la
orgía en tapa.
De entrada. No se anduvo con vueltas, ni con principios
sonsos, o moralinas de otro siglo. Explícito. Una verdadera película triple X
desde el primer párrafo:
“En un intento por frenar las operaciones políticas que
afectaban a su gobierno y las investigaciones judiciales que avanzan sobre
altos funcionarios, la presidenta Cristina Kirchner resolvió ayer
sorpresivamente descabezar la SI, ex SIDE”.
“¿Cómo?”, me acuerdo que pregunté en voz alta. No había
nadie. Era otra más de esas tantas escenas a las que varios ya estamos
acostumbrados. Hablarle a los diarios. Solos. Es decir, que las cosas que se
escriben nos pongan en el delicado estado de terminar locos.
¿El diario La Nación dá por sentado que la SI (ex SIDE) puede interferir con
operaciones políticas en la Justicia Federal?
¿El diario La Nación - el de mayor peso histórico y político de
la Argentina - reconoce que desde la cueva de los espías se "arman y desarman" causas en los fueros federales, según las conveniencias de la coyuntura política
y no solo necesariamente bajo el visto bueno de un gobierno en ejercicio sino inclusive
en su contra?”
Atónito quedé. O me había vuelto de una candidez que me
convertía en estúpido, o lo que estaba leyendo era de una impudicia pocas veces
vista. Seguí con la lectura y comprobé que - por suerte - cierto aspecto
inocentón aún lo conservo, pero en este caso no se trataba de mí: el inmenso
actor político que es el diario La Nación - sobre todo cuando se trata de
cuestiones imbricadas con esa parte del Estado que aún dominan los poderosos de siempre y
los jueces, políticos y periodistas que trabajan para ellos, sencillamente, porque la clase dominante es la que
más tiempo tuvo la administración pública bajo sus garras - había decidido gritar
lo que siempre se dijo en susurros.
¿Impunidad?, ¿certeza de saberse ganador de la jugada que
vendría?, ¿o la muestra de que empezaba otro partido, el más feroz de todos los
jugados hasta aquí?
Yo no lo sabía ese día. Aún no había ni denuncia contra la
Presidenta, ni tachos de basura, ni tachonazos, ni reflotes del Memorándum con
Irán, ni Alberto Nisman y mucho menos tiros en la cabeza y la guerra subterránea
de los servicios de inteligencia subida a la superficie y a plena luz del sol.
“Un servicio que es, desde hace mucho tiempo, un Estado
dentro del Estado”, escribió con total soltura Joaquín Morales Solá en un
reconocimiento explícito digno de sorpresa.
“La SIDE sumida en un cúmulo de internas que le abrieron al
Gobierno un complicado frente judicial”;
“un sector de los espías motorizó operaciones judiciales
para que avanzaran las causas contra sus funcionarios en problemas”;
“de lo que nadie tenía duda ayer en Comodoro Py es de que la
jugada presidencial lejos de conjurar una interna, no hizo más que avivar una
pugna que recrudece. Significa quebrar un statu quo de más de 11 años”;
Y escribia, en un extraño autosincericidio “el nuevo código procesal que da enorme poder a los
fiscales y que es resistido por los jueces federales, hoy, enemigos centrales
del Gobierno”.
Todo La Nación dixit. El diario del creador del modo del
Estado y la historia oficial mitrista nos presentaba abiertamente, en sociedad y sin pudor alguno "al nuevo partido que se calzaba los guantes para darle pelea al gobierno constitucional:
el Partido Judicial desde el momento que la Presidenta de la Nación decidió echar al
principal topo de la CIA y el Mossad de la ex SIDE. ”
Así como con la resolución 125 el diario La Nación había inventado al “partido
del campo”, ahora la la nueva correlación de fuerzas en la SI favorable - después de décadas y décadas en sentido contrario - a favor del Estado Nacional en lugar de en beneficio de potencias extranjeras- la centenaria "Tribuna de Doctrina" presentaba ante la sociedad al Partido Judicial antikirchnerista, o sea, el Poder Judicial, el Federal, para más
especificaciones. Pero con las mismas corporaciones, poderes de facto y medios
de comunicación por detrás, como hinchada, propaladora y espacio de definición
de directriz.
Pero, esta vez, además, con espías. Servicios que conocen las sombras, ahora en la calle y sueltos. Lo que en la Argentina de la democracia siempre implicó cadáveres: Osvaldo Sivak, La Tablada, Carlos Menem Jr, Axel Blumberg y Alberto Nisman, por citar apenas algunos y no quedarme detenida sólo en nombres propios.
Pero, esta vez, además, con espías. Servicios que conocen las sombras, ahora en la calle y sueltos. Lo que en la Argentina de la democracia siempre implicó cadáveres: Osvaldo Sivak, La Tablada, Carlos Menem Jr, Axel Blumberg y Alberto Nisman, por citar apenas algunos y no quedarme detenida sólo en nombres propios.
No creo haber sido extremadamente original, pero estos días
me fue inevitable volver a una de las tantas magníficas obras de Norman Mailer,
ese gigante del periodismo y la literatura que supo como nadie contarnos una época
a través del recorrido de un personaje.
Me refiero, obviamente, a la magnífica “El fantasma de
Harlot” que, como explica la contratapa, se trata de “la historia reveladora de
la CIA”. “Harlot es el nom de guerre de una figura consular de la CIA, un
hombre tan transformado por su oficio de engañar que hasta ha dejado de
comprender sus propias motivaciones”.
En ese monumental trabajo, Norman Mailer escribe que “cuando hay grandes intereses en juego, las coincidencias abundan. Shakespeare por cierto, creía en eso. No hay otra explicación para Macbeth o Lear”.
En ese monumental trabajo, Norman Mailer escribe que “cuando hay grandes intereses en juego, las coincidencias abundan. Shakespeare por cierto, creía en eso. No hay otra explicación para Macbeth o Lear”.
Es absoluta y completamente imposible desmentir semejante
aseveración en este momento político de la Argentina.
1) Alberto Nisman, que queda “colgado del pincel y/o la brocha”, como se la definió con un costumbrismo de acceso fácil, la situación del ex fiscal;
2) la cercanía del juicio contra políticos, jueces y fiscales por los dos encubrimientos de la
voladura de la AMIA;
3) el cambio de alineamiento internacional de la Argentina y la - a la vista de todos y sin diplomacia secreta alguna - la actitud favorable de dos gigantes como Rusia y China que le otorgan
relevancia estratégica a nuestro país al aliarse económica, financiera y militarmente con el mismo;
4) la muestra de que va en serio la idea gubernamental de
meterle desinfectante a los Tribunales Federales;
5) la reapertura de la causa por la desaparición de Iván Ruiz y
José Alejandro Díaz durante el copamiento de la Tablada (juicio que iba a
manchar hasta la cabeza a Nisman porque fue él el secretario a quien se
encomendó averiguar el paradero de estos dos detenidos desaparecidos y quien decidió no solo no investigar nada sino meter dentro del
expediente solo la versión de la entonces SIDE y el batallón de inteligencia 601 del Ejército);
6) la súbita aparición de Maximiliano Rusconi como abogado de Diego
Lagomarsino, el mismo letrado que defendió a Carlos Menem por la venta ilegal
de armas; y un engranaje, un encadenamiento, una red, una matriz, una lógica a
la que vamos accediendo cada vez que tiramos de una nueva hilacha como es la
aparición de un nuevo nombre propio en el escenario político de estos días.
Porque, que quede claro. Ya no estamos hablando ni de
Nisman, ni de su denuncia.
Se hizo obvio con la novelita de Clarín de las tachaduras y el de la información del cesto de basura y proveniencia policial. No sorprende, por supuesto, que la misma editorial que a través del periódico MUY no tuvo problema en mostrar el cadáver de Ángeles Rawson revuelto entre los desechos del Ceamse, avanzara raudo en la publicación de lo encontrado - supuestamente - en la basura del fiscal muerto.
Se hizo obvio con la novelita de Clarín de las tachaduras y el de la información del cesto de basura y proveniencia policial. No sorprende, por supuesto, que la misma editorial que a través del periódico MUY no tuvo problema en mostrar el cadáver de Ángeles Rawson revuelto entre los desechos del Ceamse, avanzara raudo en la publicación de lo encontrado - supuestamente - en la basura del fiscal muerto.
Lo llamativo aquí no es eso, sino que:
¿por qué para Clarín - que era central la denuncia presentada por Nisman - hoy el eje ha cambiado, se “autoolvidaron” de la misma y lo fundamental son los papeles hallados en el cesto de papeles y que el fiscal jamás presentó en ningún lado?
¿por qué para Clarín - que era central la denuncia presentada por Nisman - hoy el eje ha cambiado, se “autoolvidaron” de la misma y lo fundamental son los papeles hallados en el cesto de papeles y que el fiscal jamás presentó en ningún lado?
¿No será, acaso, que ya todos saben - y saben que sabemos - que
aquella presentación carece de cualquier valor jurídico y lo único importante
es seguir metiendo ruido y hojarasca?
Sí, macho. Respondete que sí tranquilo. Porque se ven los hilos. Pero, además de verlos, tirá de ellos porque si no, dejás arrinconada tu función de ciudadano y te quedás en el cómodo sitial de comentarista.
Sí, macho. Respondete que sí tranquilo. Porque se ven los hilos. Pero, además de verlos, tirá de ellos porque si no, dejás arrinconada tu función de ciudadano y te quedás en el cómodo sitial de comentarista.
Bueno, a seguir desarmando la urdimbre, entonces.
Esta semana aparecieron en escena varios personajes más. Algunos,
ligados estrictamente al/los expediente(s) Nisman.
Otros, ligados estrechamente a la matriz en que funcionó desde siempre en este subsuelo de alimañas y que hoy - por primera vez en la historia política - vemos en la superficie gracias a que algunas (mujeres, ¿cuándo no?) se atrevieron a usar un martillo neumático y perforar concreto, asfalto, historia reciente y hormigón para que toda la porquería escondida bien abajo salte hacia afuera de una buena vez.
Otros, ligados estrechamente a la matriz en que funcionó desde siempre en este subsuelo de alimañas y que hoy - por primera vez en la historia política - vemos en la superficie gracias a que algunas (mujeres, ¿cuándo no?) se atrevieron a usar un martillo neumático y perforar concreto, asfalto, historia reciente y hormigón para que toda la porquería escondida bien abajo salte hacia afuera de una buena vez.
Sebastián Blanco Bermúdez se llama uno. Es el que se presentó
como abogado de Antonio “Jaime” Stiuso, el personaje definido por el diario La Nación (en
otro acto no de sugerencia, sino de política triple X) “el dueño del expediente
AMIA que administraba Nisman” y como el “hombre de más poder” en la
inteligencia local.
Se conocieron en la SIDE y fue, además, abogado de la familia de Pedro Tomás Viale, el “Lauchón”, la mano derecha de Stiuso, que fue asesinado en su casa de La Reja, cuando la policía bonaerense ingresó por un operativo antidrogas. Viale, un íntimo amigo de Stiuso y que con Rául Martins - según la propia denuncia de su hija Lorena Martins, conformarían junto a su padre - un ex SIDE - un triángulo de temer.
Se conocieron en la SIDE y fue, además, abogado de la familia de Pedro Tomás Viale, el “Lauchón”, la mano derecha de Stiuso, que fue asesinado en su casa de La Reja, cuando la policía bonaerense ingresó por un operativo antidrogas. Viale, un íntimo amigo de Stiuso y que con Rául Martins - según la propia denuncia de su hija Lorena Martins, conformarían junto a su padre - un ex SIDE - un triángulo de temer.
Hasta ahí, nada demasiado extraño: dos agentes de la SIDE,
mismo bando, misma amistad, comparten abogado a quien conocieron en la cueva.
Lo que no es tan sencillito de digerir es que Blanco Bermúdez
era fiscal federal del Juzgado en lo Criminal y Correccional N° 1 de Morón - el
de Larrambebere - cuando tuvo lugar el copamiento de La Tablada. Y a él y a
Nisman les encargaron las investigaciones por las desapariciones de Ruiz y de Díaz.
La extensa trama de inteligencia, como la definió un
estimado compañero, se va abriendo a una velocidad a la que no le hubiera dado
crédito hace apenas días.
La misma confusa jornada en que Stiuso debió presentarse en
la fiscalía, pero debido a que el secreto no estaba levantado, que la casa en
San Justo que figuraba como propia no era tal, que las oficinas que
supuestamente le pertenecían parece que no le pertenecían tanto y otra cantidad
de motivos iguales de confusos a la jornada, Lorena Martins - la hija de este
otro ex espía devenido famoso y millonario proxeneta y, según la denuncia,
miembro de una importante red de trata de mujeres - envió por twitter un
mensaje que detuvo el tiempo y puso a este caluroso febrero en clima de
heladera:
“STIUSO, ex jefe de CONTRAINTELIGENCIA dice que NO conoce a mi
viejo (ex SIDE Martins). Jaime, mirá lo que tengo en casa”, escribió y cerró su
envío con el emoticón de una sonrisa segura y una foto de un viejo tarjetero
con el grabado de “Dirección de Contrainteligencia” y el inconfundible logo de
la sigla SIDE.
Lorena Martins nunca logró que la causa abierta contra su
padre avanzara. Ella, según indica la ley, en tanto hija y no directa
perjudicada, no puede culpar a su progenitor. La causa quedó en cero en el
juzgado de María Romilda Servini de Cubría. Pero con lo que está saliendo a la
luz, es inevitable la sospecha.
Raúl Martins provenía de estudio y educación católica, algo
que en algunos espacios aún hoy es sinónimo de respetabilidad. Estudiaba derecho
y trabajaba en la SIDE en los oscuros 70, cuando la principal función era
marcar militantes para que fueran secuestrados y llevados a los centros
clandestinos de detención. Específicamente uno, indican algunos: Automotores Orletti.
Según se cuenta y ratifica Lorena, Martins conoció en la
Secretaría a “La Negra” Norma Esther Oviedo, espía y proxeneta, con quien a
fuerza de dinero y extorsión hizo crecer el negocio.
Hay un juez (de quien se dice que sus iniciales son MF) a
quien Martins tiene agarrado de ahí abajo porque asegura que posee una cinta en
la cual se lo ve al Magistrado en uno de sus locales con una de las mujeres de
esa red. Uno de los tantos videos que Martins usa como escudo fue encontrado
por el fiscal José María Campagnoli en marzo de 2001 al allanar una caja de
seguridad del ex espía. Al día de hoy no conocemos el destino que Campagnoli le dió a esa cinta. Pero muchos dicen que está cajoneada.
Lorena Martins cuenta que se pasó un largo tiempo amenazada por el
Lauchón Viale, por orden de Stiuso y, por supuesto, de su padre, quien vive
lujosamente en Cancún, donde su "manager y/o ceo" y mano derecha Gabriel Conde, se fotografía con Mauricio Macri y su elegante
esposa, Juliana Awada.
Perfil 11 de enero de 2012: La ONG La Alameda denunció este
miércoles que el zar de la prostitución
y ex espía de la SIDE, Raúl Luis Martins Coggiola, "financió la campaña de
Mauricio Macri" en 2011 para su reelección como Jefe de Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires.
La entidad publicó una foto del jefe de Gobierno y su esposa, Juliana Awada, en la cual "aparecen dentro de un cabaret propiedad de Martins en México, más precisamente en Cancún en el prostíbulo Mix" que posee, informó la agencia Diario y Noticias.
"El hombre sentado a la derecha del jefe de Gobierno es nada menos que Gabriel Conde, socio de Martins procesado y prófugo de la justicia por regentear el prostíbulo argentino`Shampoo` donde explotaban mujeres traficadas de Brasil y República Dominicana", añadió la ONG.
También aseguró que Gabriel Conde "es hijo de Luis Conde – fundador de`Shampoo` y fue un reconocido dirigente del club Boca Juniors", donde llegó a ocupar la vicepresidente segunda, de 1995 a 1998, cuando Macri ocupaba la presidencia del club xeneize.
La entidad publicó una foto del jefe de Gobierno y su esposa, Juliana Awada, en la cual "aparecen dentro de un cabaret propiedad de Martins en México, más precisamente en Cancún en el prostíbulo Mix" que posee, informó la agencia Diario y Noticias.
"El hombre sentado a la derecha del jefe de Gobierno es nada menos que Gabriel Conde, socio de Martins procesado y prófugo de la justicia por regentear el prostíbulo argentino`Shampoo` donde explotaban mujeres traficadas de Brasil y República Dominicana", añadió la ONG.
También aseguró que Gabriel Conde "es hijo de Luis Conde – fundador de`Shampoo` y fue un reconocido dirigente del club Boca Juniors", donde llegó a ocupar la vicepresidente segunda, de 1995 a 1998, cuando Macri ocupaba la presidencia del club xeneize.
En la SIDE, Martins se hacía llamar “Aristóbulo Manghi” y en
los años del menemismo y la impudicia se hizo conocido por comandar el sexo VIP
de Capital Federal.
Cuando aquí no anduvo tan de parabienes se escapó a México y
allí a voz en cuello, los que saben, lo relacionan con “Los Zetas”, la banda
parapolicial por excelencia del tráfico de drogas y de mujeres.
Todavía hay hilitos pendientes en el poder judicial local y parece que el tema más pesado, aunque no haya sido judiciable, es que tiene pagos en ciertos juzgados federales a cambio de protección.
Todavía hay hilitos pendientes en el poder judicial local y parece que el tema más pesado, aunque no haya sido judiciable, es que tiene pagos en ciertos juzgados federales a cambio de protección.
Lorena Martins (https://twitter.com/low_martins) de 38 años,
de amplios vínculos desde siempre con el ahora Papa Francisco I, no se enfrenta a peces
flacos: un dato al pasar, el abogado de su padre es nada menos que el mismo
abogado del temible Triple A Aníbal Gordon: Teodoro “Teo” Álvarez.
El Cardenal Bergoglio y Lorena Martins. Homilía del 6 de
octubre de 2011: “Buenos Aires necesita llorar: llorar por la esclavitud de sus
hijos, de tantos hijos e hijas que pasaron por el volquete y quedaron en el
volquete. En Buenos Aires se ha instalado la cultura del volquete porque se dan
por desperdicio a hombres y mujeres que cayeron en la trata de personas. Hay
una anestesia cotidiana que esta ciudad sabe usar muy bien y se llama coima y
con esta anestesia se adormecen las conciencias. La ciudad de Buenos Aires es
una ciudad coimera”
En México Raúl Martins no es un anónimo. Lydia Cacho, una
periodista de investigación que no descansa en su combate contra las redes de trata en el mundo
entero, habla de él en su libro "Esclavas del poder":
“Raúl Martins fue agente de la SIDE de 1974 a 1987(…) En 2002
llegó a México. Martins tiene abiertas cuatro causas penales que en conjunto
suman cargos por 12 delitos (…) Claudio Lifschitz, fiscal de la causa AMIA y
que aún defiende a los represores de la dictadura en Argentina, fue abogado de
Martins durante 7 años en Buenos Aires y México hasta que se peleó con él y
regresó a Argentina por temor a represalias. Para protegerse reveló las
operaciones de su ex cliente y dijo estar dispuesto a declarar ante la justicia
mexicana si le daban garantías. Las diferencias comenzaron después de que
Martins lo presionara para que "cambiara su testimonio en una investigación que
involucra a altos funcionarios del ex presidente Carlos Menem". Martins quería
que Lifschitz se desdijera en la causa por un atentado contra la Asociación Mutual
Israelita Argentina (AMIA) en la que el abogado había encontrado y denunciado
el encubrimiento de los culpables de la matanza”.
Y desde México, en medio de redes de trata, prostíbulos y
servicios de inteligencia, vuelve a colarse la AMIA, una causa en la que se
vendió carne podrida desde el inicio, con víctimas de todo tipo. Y con
extensiones hasta vaya uno a saber dónde.
El 8 de diciembre de 2013, Fernando Oz - el mismo periodista
que asegura haber intercambiado mensajes con Nisman y que en ellos el fiscal le
indicaba que su vuelta a Buenos Aires recién sucedería el 23 de enero - escribió
sobre las ramificaciones de los servicios de inteligencia en la causa Ciccone.
“El torbellino - escribió Oz - se produjo cuando en la central de espías de la calle 25 de Mayo observaron las imágenes de Nicolás Ciccone saliendo de los tribunales de Comodoro Py junto a uno de sus abogados, Marcelo Ruiz”
“El torbellino - escribió Oz - se produjo cuando en la central de espías de la calle 25 de Mayo observaron las imágenes de Nicolás Ciccone saliendo de los tribunales de Comodoro Py junto a uno de sus abogados, Marcelo Ruiz”
Marcelo Ruiz lleva causas de derecho laboral en el estudio
Anzorregui. Con Hugo Anzorregui se conocen cuando este último era jefe de la SIDE del gobierno
de Menem, Ruiz “llegó a ser el jefe de los espías criollos en Londres hasta 1999”.
Pero él no es penalista, de modo que buscaron a otro letrado
que armara la estrategia. ¿Quién?: Maximiliano Rusconi, el mismo que defendió a
Menem y que ahora le cubre los pasos al - según Clarín - hasta hace unos días miembro de la SIDE, luego - según
el mismo Clarín - sólo un brillante joven informático y ahora – según otra vez
Clarín – “no-sé-quién-sos” Diego Lagomarsino. El dueño de la pistola bersa 22 que le entregó a Nisman.
(Cuánta razón tenía Mailer: “cuando hay grandes intereses en
juego, las coincidencias abundan”)
La dupla Ruiz-Rusconi tiene bien aceitados sus contactos en
los Tribunales Federales. Rusconi es abogado de Raúl Moneta, y Ruiz tiene
estrechos vínculos con “Alfredo ´Freddy´ Lijo, hermano de Ariel Lijo, el juez
que investiga el caso Ciccone.
Ruiz y Freddy invitan todos los años a jueces y fiscales a
pasar unos diez días en Londres para realizar un seminario en Cambridge
denominado ´The Cambridge International Symposium on Economic Crime´”.
“Los fiscales”, les gusta decir a los medios que se están
haciendo un festín tanto con el cadáver de Nisman como con la confusión
reinante en esta telaraña servicio-judicial.
Ellos, “los”, es decir, un supuesto todos del ministerio público
convocan a una manifestación para el 18 de febrero (18-F) que no será otra cosa
que un aquelarre opositor de personas que no quieren perder privilegios,
personajes que necesitan que nada se sepa, políticos oportunistas, cacerolas odiadoras,
un sin número de profundos desconocedores del CV –o prontuario- de los fiscales
convocantes y algún grupo con genuino enojo que -permítanme pensar - será el más
pequeño.
Una perla del absurdo de la manifestación es que uno de los
adherentes - o ideólogos, según quiera verse - a una manifestación en la cual se
exigirá “justicia” por Alberto Nisman es Ricardo Sáenz, el Fiscal General ante
la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital
Federal.
Saénz fue candidato a la Vicepresidencia del Consejo
Directivo de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia
Nacional (AMFJN) en representación de los Fiscales por la Lista Bordó, la que
viene gobernando la AMFJN desde hace 12 años y en su foto de campaña se lo ve feliz
y abrazado a Ricardo Recondo, un juez de gran millaje y emisor serial de
cautelares siempre favorables al multimedio Clarín.
Pero además, Sáenz es el jefe de Viviana Fein, o sea, de la
fiscal que lleva a cabo la investigación por la muerte de Alberto Nisman.
¡¡¡ Su jefe convoca a una manifestación para que haya
justicia en una causa que una subordinada lleva adelante. !!! ¡¡¡ Flor de presión
para la fiscal que está a punto de jubilarse y que debió cambiar la fecha de
sus vacaciones. !!!
Dos de los otros protagónicos propiciadores de la
manifestación son Guillermo Marijuán y el Fiscal de la Cámara de Casación Raúl
Pleé.
Guillermo Marijuan fue
denunciado por seis organismos de Derechos Humanos, entre los cuales figura
Abuelas de Plaza de Mayo.
En noviembre de 2013 lo acusaron de “poner en riesgo
las causas por crímenes de lesa humanidad”.
En el escrito, Abuelas, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S., la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre indican que con sus “acciones sin fundamento busca paralizar los innumerables procesos en los cuales se investigan y juzgan los crímenes de lesa humanidad ocurridos en nuestro país durante la dictadura cívico-militar”.
En el escrito, Abuelas, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S., la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre indican que con sus “acciones sin fundamento busca paralizar los innumerables procesos en los cuales se investigan y juzgan los crímenes de lesa humanidad ocurridos en nuestro país durante la dictadura cívico-militar”.
No fue el único enfrentamiento que tuvo en los últimos
tiempos. El titular de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de
Activos (Procelac), Carlos Gonella, y Marijuán tienen un vínculo, digamos, jurídicamente
conflictivo.
Marijuan acusó a Gonella y pidió la indagatoria de la
procuradora Alejandra Gils Carbó por supuestas irregularidades en los
nombramientos de fiscales. El argumento básico de Marijuán es que Gonella, al
ser fiscal ad hoc, no debe tomar causas en las cuales no es el fiscal “natural”.
Se trata de un argumento llamativo, sobre todo viniendo de
quien es el “fiscal natural” de la causa AMIA, ya que en él recayó luego de que
los ex fiscales Eamon Müllen y José Carlos Barbaccia fueran apartados por
delitos de los cuales están actualmente procesados por encubrimiento.
En la causa AMIA no sólo no se preocupó por hacerla avanzar
jamás y por eso fue denunciado por familiares de las víctimas (3 de las 4
agrupaciones), sino que le dejó el paquete completo a Nisman y a su Unidad y
jamás se interesó en los avances.
Por otro lado, y como si no fuese esto suficiente para tener
una pincelada del perfil de este hombre al que le gusta codearse con la creme
del Poder Judicial, Guillermo Marijuan es quien tiene la causa de Hernán Arbizu, el ex
directivo de la banca Morgan que reconoció haber fugado dinero de Clarín, de
sus accionistas y de 469 empresas, pero a quien el preocupado hombre del Poder
Judicial no cita. ¿está de más decir que la causa - a pedido de Clarín - está cajoneada sin moverse un
centímetro ?
Raúl Pleé es el fiscal ante la Cámara de Casación Penal, es
decir, la última instancia antes de la Corte. En diciembre de 2000, dictaminó en
favor de que se rechace el recurso que presentó el Gobierno de Fernando de la Rúa
para que la Justicia revise el fallo de los 20 condenados por el ataque al
cuartel de La Tablada.
Por aquellos años, el gobierno nacional estaba preocupado
por al caso Tablada debido a que la huelga de hambre de los presos había
adquirido relevancia internacional y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos ya tenía la cuestión en vista.
Para Pleé no había “peligro de sanción internacional" a
la Argentina por el incumplimiento de las recomendaciones efectuadas en 1997
por la CIDH, frente a la violación del artículo 8.2 de la Convención Americana
de Derechos Humanos.
Claro, no le parecía relevante que este organismo
internacional hubiese dicho que el Estado Argentino había faltado a su obligación
de investigar de “manera exhaustiva, imparcial y concluyente” la ejecución de Díaz
y Ruiz, investigación que habían llevado adelante (muy mal, a la vista de la máxima
instancia de DDHH de América), el triunvirato conformado por Nisman, Blanco Bermúdez y él.
Hasta al entonces Ministro de Justicia de esos años, Jorge
de la Rúa, le había parecido “previsible” el dictamen de Pleé, ya que “justamente
fue el fiscal del juicio realizado en 1989 contra los condenados que reclaman
la revisión de su sentencia”.“Este fiscal - por Ricardo Pleé - es el mismo que durante el juicio ha
desconocido torturas y ejecuciones extrajudiciales por parte del Ejército”,
cuestionó Rodolfo Yanzón, abogado de los detenidos.
Si los camaristas Pedro David, Raúl Madueño y Juan Fégoli
seguían la postura de Pleé, el Procurador del Tesoro se iba a presentar en
queja ante la Corte.
El 30 de diciembre del año pasado, la Suprema Corte se expidió.
Sí, 14 días antes de la presentación de Nisman contra la Presidenta Cristina Fernández, la Suprema Corte habían decidido la reapertura de esa causa de La Tablada para que se investigue, entre otras tantas cuestiones, el sospechoso y turbio accionar judicial de ese entonces de Raúl Pleé, Sebastián Blanco Bermúdez y Alberto Nisman.
El 30 de diciembre del año pasado, la Suprema Corte se expidió.
Sí, 14 días antes de la presentación de Nisman contra la Presidenta Cristina Fernández, la Suprema Corte habían decidido la reapertura de esa causa de La Tablada para que se investigue, entre otras tantas cuestiones, el sospechoso y turbio accionar judicial de ese entonces de Raúl Pleé, Sebastián Blanco Bermúdez y Alberto Nisman.
Raúl Pleé fue el mismo que en tanto fiscal ante la Cámara Federal
de Casación, pidió a ese tribunal que confirme la inconstitucionalidad del
memorándum Argentina-Irán aprobado por el Congreso Nacional. Raudo y diligente, como Alberto Nisman en este tema y en
este año.
Extraño, también todo ese proceso ya que el propio Nisman había reconocido en una nota con el periodista Gustavo Sylvestre en América 24 que nada tenía que ver el Memorándum de entendimiento con Irán con su posibilidad o no de investigar y avanzar en la causa AMIA.
Extraño, también todo ese proceso ya que el propio Nisman había reconocido en una nota con el periodista Gustavo Sylvestre en América 24 que nada tenía que ver el Memorándum de entendimiento con Irán con su posibilidad o no de investigar y avanzar en la causa AMIA.
En fechas cercanas, Raúl Pleé había sido corrido de la lucha
contra el lavado de dinero porque su tarea había obtenido muy pobres resultados
mientras estuvo al frente de la Unidad Fiscal encargada de investigar ese
delito: 11 años de vigencia de la ley antilavado y apenas 2 condenas en las
cuales, encima, Pleé no había tenido ninguna participación en esos logros.
“Desde el Gobierno
cuestionan la supuesta permeabilidad de Pleé frente al lobby de consultoras y
estudios jurídicos encargados de asesorar y representar a grandes corporaciones
en temas de lavado. El vínculo más llamativo es el que mantiene con Juan Félix
Marteau, ex representante de la Argentina ante el GAFI, que hoy se desempeña
como asesor de empresas en cuestiones de lavado (entre otras, el Grupo Clarín).
La hija de Pleé, María Celeste, trabaja en el estudio de Marteau, pero además,
el fiscal y el abogado comparten un curso de posgrado en la UBA que dirige
Marteau, participan en la Fundación de Investigaciones de Inteligencia
Financiera donde Marteau es el presidente y Pleé forma parte del Consejo
Consultivo y se muestran juntos en charlas, congresos y eventos públicos”. Cuando
hay grandes intereses en juego, las coincidencias abundan.
Pleé ingresó al Poder Judicial en 1972, por esas
coincidencias de la vida, el mismo año que Stiuso a los Servicios de
inteligencia. Fue relator en la Cámara del Crimen de la Capital Federal,
tribunal que tuvo un rol clave en el entramado burocrático-judicial del
terrorismo de Estado. En 1977 fue nombrado secretario de Juzgado Nacional de
Primera Instancia y estuvo allí hasta 1984. Pero es en 1988 cuando es nombrado
fiscal ante la Cámara Nacional de Apelaciones de San Martín. Desde allí llevó adelante
la instrucción de la causa por copamiento de La Tablada.
Pleé fue acusado en
diferentes instancias por obtener evidencia y testimonios en base a torturas y
por pasar por alto, justamente, las denuncias de estas torturas y de
ejecuciones sumarias. Todas las rechazó.
42 militantes participaron del copamiento. Durante 30 horas,
3.600 efectivos llevaron adelante la recuperación del cuartel. Se recurrió a
blindados, a fósforo blanco – prohibido por Naciones Unidas - y a
desapariciones. Pleé nunca intentó, por supuesto, que se aclarasen los tantos
de lo ocurrido aquel 23 de enero de 1989. Hubo 28 muertos civiles y 4
desaparecidos. La policía y el Ejército tuvieron 11 muertos, en su mayoría,
como consecuencia de los bombardeos de sus propios camaradas. Hubo mas muertos
militares por fuego amigo que por el fuego de los asaltantes. Los atacantes
fueron condenados basándose en la Ley de Defensa de la Democracia, lo que
implica que los procesados no tienen derecho de apelación.
En 2008 por decreto 1578, la Presidenta otorgó acceso
irrestricto a los archivos de inteligencia para que la Justicia pudiese tener
todos los elementos del caso y para conocer en detalle qué ocurrió allí aquel día.
Roberto Felicetti, uno de los detenidos le contó al juez
Federal de Morón, Gerardo Larrambebere, que había sido salvajemente torturado y
le mostró sus dos brazos fracturados. El magistrado no hizo nada, llevó adelante
una instrucción tan bochornosa que el mundo la mira mal y fue ascendido a juez
del Tribunal en lo Criminal N° 3.
Cuando debió iniciarse la instrucción, el fiscal Federal de
Morón era Santiago Blanco Bermúdez – actual abogado de Stiuso, como ya se relató
aquí- pero por esos días gozaba de
licencia. Al cuartel accedieron, entonces, el entonces fiscal de la Cámara
Federal de San Martín Raúl Plée y el entonces defensor oficial del juzgado
Federal de San Isidro Pablo Quiroga.
Según relata Eduardo Anguita, “este último, producto de la
presión de la corporación militar - especialmente
de Inteligencia del Ejército, el 601 - fue nombrado ´fiscal subrogante´, a
partir de lo cual abandonó la función de defensor oficial (…) De las primeras páginas
de la causa surge que los fiscales Pleé y Quiroga pidieron al juez una cantidad
de allanamientos en una serie de domicilios, dando detalles de barrios y calles
en distintos puntos del Gran Buenos Aires. En esos pedidos no aparece el origen
de la información a la que habían accedido los fiscales, ni siquiera cómo los
habían obtenido. La posterior investigación determinó que esos lugares habían
sido utilizados por los atacantes y que en ellos se habrían encontrado planos y
anotaciones relacionados con el ataque”.
Fue esa documentación - hoy sabemos proveniente de qué cueva
- la piedra basal para la acusación contra los miembros del MTP. Jamás se
explicó cómo murieron los 28 civiles - la mayoría con sus cuerpos ardiendo por
el fósforo blanco - ni qué pasó con los cuerpos de Francisco Provenzano, Carlos
Samojedny, Carlos Burgos, Iván Ruiz y José Díaz, estos dos últimos los nombres
que lleva la carátula que la Corte reabrió y que salpicarán, entre otros, los
apellidos de Nisman, de Blanco Bermúdez y de Pleé.
“Cuando hay grandes intereses en juego, las coincidencias
abundan. Shakespeare, por cierto, creía en eso. No hay otra explicación para
Macbeth o Lear”.
Varios de esos intereses y varias de esas coincidencias van
a marchar este 18 de febrero con la excusa - burda porque es sólo un pretexto -
de cumplirse un mes de la muerte de Nisman.
Shakespeare aquí no está. Pero nosotros debemos creer en eso
porque no hay otra explicación, ni para Macbeth, ni para Lear ni para la
tragedia que quieren crear para llevarnos puestos.




