NO A LA PROVOCACION IMPERIALISTA DEl REINO UNIDO Y SUS ALIADOS DE LA OTAN, EEUU E ISRAEL



Desmitificando la escalada británica en Malvinas

La defensa de Malvinas es un tema muy serio para reducirlo a términos militares

Ante las declaraciones del Secretario de Defensa del Reino Unido Michael Fallon que dijo: “Debemos reforzar de las Falkland Islands porque Putin le va a vender a la Argentina 18 aviones rusos de última tecnología aptos para atacar las islas”.

Resumen: Es hora que dejemos de “pisar el palito” de caer en la errónea postura de responder a estas provocaciones británicas con patrióticos golpes de pecho y reclamos a preocuparnos por el desfavorable balance militar que nos afecta. La defensa de Malvinas NO es un tema militar para la Argentina. La recuperación de la soberanía NO pasa ni por las armas, ni siquiera por el eventual efecto “disuasivo” de un poderío militar que no tenemos, Y que de adquirirlo, no solo no lo podríamos equiparar con el potencial del Reino Unido (y sus activos aliados militares: EEUU, la OTAN e Israel) sino que caeríamos nuevamente en la probada y derrotista militarización de un reclamo legítimo.

Como pasó con la manipulación que de esta causa nacional intentó realizar en provecho político suyo la dictadura genocida cívico-militar, cuyo aventurismo militar fue fogonoeado desde atrás por EEUU para ofrecerle en bandeja de plata la oportunidad a su aliado estratégico como es el Reino Unido de transformar la escasa dotación de una docena de mal entrenados soldados que tenía en Malvinas de 1982 en la posterior e inmensa fortaleza militar que construyó tras la victoria de las fuerzas británicas lograda gracias al amplio apoyo logítico de la OTAN y el apoyo de la desequilibrante información satelital y el suministro de los misiles de última generación de los EEUU)

Para los argentinos, la recuperación de Malvinas constituye un objetivo permanente del interés nacional que se traduce en una política de Estado Nacional con total consenso en la sociedad.

NOTA COMPLETA.

1. LA PROVOCACION IMPERIALISTA PARA DESESTABILIZAR A LA ARGENTINA A TRAVES DE LA “PRENSA INDEPENDIENTE”  BRITANICA

El Reino Unido planea reforzar su presencia en Malvinas con más tropas y equipamiento para contrarrestar una creciente amenaza de invasión desde la inestable Argentina.

El secretario de Defensa, Michael Fallon, les dirá a los miembros del Parlamento que ordenará un incremento significativo de la guarnición en las islas del Atlántico Sur.

La castrochavista y montonera Argentina se está rearmando 33 años después de la Guerra de Malvinas con la ayuda del presidente ruso Vladimir Putin,  ex jefe de la KGB de la ex URSS.

Se cree que el presidente ruso estaría trabajando en un acuerdo para vender 12 bombarderos de largo alcance a la Argentina, lo que ha incrementado los temores de una nueva invasión de las Islas Malvinas.

Los aviones Sukhoi Su-24 serían enviados a Buenos Aires a cambio de carne y trigo para ganarle a las sanciones de EEUU por Ucrania, dicen los analistas.

En respuesta, el Reino Unido planea reforzar las Malvinas con más tropas y equipamiento; y los altos cargos han señalado la necesidad de helicópteros que transporten a los soldados rápidamente grandes distancias.

En estos momentos, solo una pequeña flota de helicópteros Sea King están posicionados allí sólo para investigación y misiones de rescate.

También es necesaria una revisión de las comunicaciones de los 1200 soldados permanentes con el fin de responder a cualquier amenaza inmediata.

El secretario de Defensa, Michael Fallon, les dirá hoy a los miembros del Parlamento que él pedirá un aumento significativo de la guarnición de las islas 33 años después de la Guerra de las Malvinas .

Una fuente de Whitehall dijo anoche: " La decisión del secretario de Defensa refleja decisiones operativas y el aumento de la naturaleza de la amenaza".

"Queremos que la gente de las Malvinas sepa que están entre nuestras prioridades".

Analistas dicen que una potencial bonanza petrolera en las aguas territoriales de Falklands hace una invasión algo mucho más rentable.

Y la impopular presidente Cristina Kirchner es vista cada vez como más impredecible mientras su gobierno se tambalea en una crisis profunda.

El personal de defensa estacionado en las Falklands está compuesto por 150 soldados de infantería, ingenieros, pilotos de la RAF y personal de tierra. Cuatro aviones Typhoon son permanentes, a los que se suma la pequeña flota de helicópteros Sea King de búsqueda y rescate y las baterías antiaéreas Rapier.

Las islas están protegidas por una pequeña cantidad de buques de guardia, mientras que una fragata o destructores permanecen en la región parte del año.

Preparando el anuncio de hoy, un vocero oficial dijo ayer que el Gobierno siempre “se asegurará una fuerte defensa” en las Islas.

El ministro de Defensa, Sir Gerald Howarth, dijo: “Estoy encantado con que el Gobierno demuestre su compromiso inquebrantable con las Falklands, así la Argentina no tendrá dudas sobre la soberanía británica y no caerá en la locura de 1982”.

2. LA RESPUESTA ARGENTINA A LA PROVOCACION IMPERIALISTA PARA LA DEFENSA DE LOS DERECHOS DE NUESTRA PATRIA SOBRE LAS ISLAS MALVINAS

En un reciente libro de Pablo Fontana, La pugna antártica, se consigna que en el año 1948, a raíz de la firma de un pacto argentino-chileno declarando los derechos de soberanía de ambos países en la zona antártica considerada por Gran Bretaña como “Dependencias de las Islas Falkland”, el canciller británico Ernest Bevin, fuertemente acosado en la Cámara de los Comunes por la falta de reacción, respondió completamente alterado: “¡Tenemos dos puños!”.

Esto se tradujo en el envío de unidades navales a la zona. El diario Crítica le respondió en un estilo que podría haber sido el de Néstor Kirchner: “Tranquilo, Mr. Bevin... si apela a los puños es porque carece de razones”.

La semana pasada, en la misma Cámara, el secretario de Defensa, Michael Fallon, también alterado, pero esta vez por unas complicadas elecciones previstas para mayo y molesto por los reclamos en foros internacionales a los que calificó de:

“...constantes intimidaciones del gobierno argentino”, concluyó que “ la principal amenaza a las islas siguen siendo las injustificables demandas de soberanía de la Argentina”.

Como respuesta se aprobaron 180 millones de libras para reforzar las instalaciones en la base militar británica “Mount Pleasant” en Malvinas. Nuevamente, los flemáticos británicos apelan a los puños cuando se ponen nerviosos.

Para los ingleses, Malvinas muchas veces emerge como un tema de política interna en períodos de debates electorales. La razón es simple: ejercen la posesión efectiva desde la usurpación en 1833, y consecuentemente les toca resolver temas domésticos como los asuntos económicos, comerciales, pesqueros, energéticos, educación, salud, comunicaciones, etc.

Sin embargo, la defensa militar que involucra una base permanente de 1.200 soldados y el más moderno equipamiento aeronaval OTAN, así como la defensa político-diplomática centrada en el rechazo a tratar el diferendo por soberanía mediante la negociación entre las partes, ha sido una consistente política de Estado por más de 180 años.

Cada vez que los reclamos argentinos “hacen ruido” a nivel internacional y alteran la flema inglesa, responden “con los puños”, incrementando la presencia militar y exacerbando artificialmente el conflicto de soberanía. No es tampoco casualidad que Fallon haya hecho el anuncio a escasos días del 2 de abril.

Malvinas es hoy el territorio más militarizado del mundo, con un promedio de 1 soldado cada 2 habitantes ingleses, atrincherados en una fortaleza militar con equipamiento armamentístico de última generación que incluye la opción nuclear. Malvinas es al mismo tiempo el territorio menos amenazado militarmente a nivel mundial.

3. LA ESTRATEGIA DE DEFENSA NACIONAL DE LOS DERECHOS ARGENTINOS SOBRE LAS ISLAS MALVINAS

Por ello, es hora que dejemos de “pisar el palito” de caer en la errónea postura de responder a estas provocaciones con patrióticos golpes de pecho y reclamos a preocuparnos por el desfavorable balance militar que nos afecta.

La defensa de Malvinas NO es un tema militar para la Argentina.

La recuperación de la soberanía NO pasa ni por las armas, ni siquiera por el eventual efecto “disuasivo” de un poderío militar que no tenemos y que, de adquirirlo, sólo caeríamos nuevamente en la probada y derrotista militarización de un reclamo legítimo, como lo fue con la dictadura genocida cívico-militar.

Para los argentinos, la recuperación de Malvinas constituye un objetivo permanente del interés nacional que se traduce en una política de Estado Nacional con total consenso en la sociedad.

En las administraciones gubernamentales que se han sucedido desde el año 2003 se han logrado importantes avances mediante nuevas y efectivas políticas en esta materia.

Ejemplo de ellas son la suspensión desde 2007 de la Cooperación sobre Actividades Costa Afuera referidas a la exploración y explotación de hidrocarburos en la zona de disputa.

Luego, en 2010, mediante el Decreto 256, se aplicaron medidas de control y autorización para el tránsito y transporte de carga hacia y desde Malvinas a puertos nacionales, o a través de aguas jurisdiccionales.

Sin embargo, los logros más significativos son aquellos alcanzados en foros internacionales como las Naciones Unidas donde Argentina gana sistemáticamente las votaciones a favor de obligar a Gran Bretaña a reanudar las negociaciones  con Argentina sobre las Malvinas (con el voto solitario y sistemático de todos los años en contra de nuestro país de Israel, Estados Unidos, canada y obviamente el Reino Unido) y en foros regionales como UNASUR y CELAC, que han sido verdaderas picaduras de abejas a Londres al constatar que la solidaridad política internacional con nuestro reclamo se ve acompañada en una forma mucho más activa que retórica por nuestros hermanos y vecinos países.

Esto es verdaderamente preocupante para Londres, pues una proyección a futuro de nuestra actual política tendiente a lograr una efectiva regionalización de nuestro reclamo, lleva inexorablemente a que deriven para ellos en un no muy grato ni lejano escenario de mayores condenas mundiales políticas y las posteriores sanciones económicas.

Si de aplicar sanciones se trata, Argentina tiene la obligación de estar en primer lugar - si es que pretendemos que nos acompañen. Por ahora, en muchos casos sólo requerimos aplicar el principio de reciprocidad a medidas británicas.

Un ejemplo concreto: Londres dispuso unilateralmente en 2012 la prohibición a conceder licencias de exportación para cualquier bien o tecnología de uso militar o dual, destinado a las fuerzas armadas argentinas. Esto constituye un verdadero boicot a un país con importantes medios de defensa de origen inglés comprados a nuestros enemigos históricos por los militares argentinos cuando se apropieran del poder mediante golpes cívicos-militares.

Por ello, en este contexto, resulta inconsistente con nuestra política que un funcionario gubernamental argentino haya planteado en UNASUR considerar como opción la compra de motores Rolls Royce, nada menos que para el avión de entrenamiento básico suramericano, una iniciativa que planteamos los propios argentinos ante el Consejo de Defensa de UNASUR.

Entre las opciones de reciprocidad, por qué no estudiar y consensuar entre gobierno nacional y oposición, impedimentos que prohiban a ciudadanos y corporaciones británicas a que sean dueños - como lo son - de significativas extensiones de tierras, sobre todo al sur del paralelo 38

O a través de impuestos especiales, mayores costos a empresas británicas para operar en sectores sensibles de la economía nacional, como la energía, las comunicaciones o las finanzas.

Otro punto que ya es deuda argentina con UNASUR es la inexplicable continuidad de nuestra pertenencia al TIAR (organización militar al servicio de los EEUU), cuando países hermanos como Bolivia, Ecuador, Venezuela y México ya lo han denunciado no sólo por obsoleto, sino que varios de ellos han argüido entre sus razones para salirse la falencia de ese Tratado en el conflicto sobre Malvinas.

Sería bueno comenzar a pensar estas cosas, más aún en un año electoral donde debemos reafirmar la política de Estado para profundizar y avanzar la calidad y eficacia de nuestro reclamo apretando donde realmente duele, en la “víscera más sensible” que es la económica, y no entrando en absurdos e infantiles debates sobre armamento.

La defensa de Malvinas es un tema muy serio para reducirlo a términos militares. Ya es hora de desmitificar esta equivocada concepción.