Cuando el Departamento de Estado de EEUU desclasificó el informe que la embajada estadounidense en Buenos Aires había realizado el mes siguiente al bombardeo de la Plaza de Mayo, quedó expuesta una información hasta ese momento casi oculta: que el número de víctimas mortales ascendia a 750 (400 muertos durante el bombardeo del 16 de junio y 350 fallecidos posteriormente durante los días siguientes debido a la gravedad de sus heridas). También se daba cuenta de 300 lisiados permanentes (con pérdida de brazos, piernas, manos, desfiguracion total de sus rostros o ceguera total) y 1.350 heridos de menor gravedad. (Nota: leer artículos relacionados sobre la cantidad de víctimas al final del presente artículo)
Los lugares bombardeados en la ciudad de Buenos Aires fuéron, además de la Plaza de Mayo, los siguientes lugares de la Ciudad de Buenos Aires: la Catedral Metropolitana, la Fundación Eva Perón (hoy, la actual Facultad de Ingeniería), la Residencia Presidencial en Austria y Aguero (donde hoy se encuentra la Biblioteca Nacional), la Confederación General del Trabajo en Paseo Colón y Azopardo, Radio Nacional y Canal 7 en el Ministerio de Obras Pública en Avenida 9 de Julio y Avenida Belgrano, el Departamento Central de Policía en Avenida Belgrano y Luis Saenz Peña, el Barrio de San Cristóbal en Pichincha y Garay, el Gasómetro de San Martín de Avenida Constituyentes y Avenida General Paz y los barrios de Liniers, Mataderos, Villa Madero y La Tablada. A su vez la Avenida de Mayo había sido ametrallada a lo largo de toda su extensión en numerosas ocasiones desde Plaza Congreso hasta su cruce con la calle Piedras (en ese sentido de vuelo).
Las víctimas podrían haber sido muchísimas más de no ser porque solo el 50% de las bombas arrojadas llegaron a explotar. Tampoco explotaron las lanzadas sobre el Gasómetro de Avenida Constituyentes y la General Paz (cuya explosión hubiera arrasado una parte considerable del Partido de General San Martín) aunque al caer las mismas sobre un par de viviendas aledañas provocaron su derrumbe parcial provocando muertos y heridos.
Semejante masacre fue producto del odio gorila contra el peronismo. Entre los civiles involucrados en el mayor atentado terrorista de la Argentina se encontraban Miguel Angel Zavala Ortiz de la UCR (que huyó en un avion al Uruguay y posteriormente sería designado por el presidente radical Illia como su Ministro de Relaciones Exteriores), Américo Ghioldi del Partido Socialista, Mariano Grondona, jefe de los comandos civiles de la Acción Católica de la Facultad de Derecho y Adolfo Vicchi del Partido Conservador, entre otros muchos. Entre los militares golpistas se encontraban los jóvenes oficiales de Ejército y Marina, Guillermo Suárez Mason, Eduardo Massera, Osvaldo Cacciatore , Horacio Mayorga y Oscar Montes, futuros genocidas de la dictadura cívico-militar de 1976. Todos los aviadores de la Marina y la Fuerza Aérea se fugaron al Uruguay donde el gobierno colorado de Luis Battle Berres los refugió. Después del triunfo de la Revolución fusiladora del 16 de septiembre de 1955, los prófugos fueron recibidos en Buenos Aires como héroes por el gorilismo victorioso.
Los lugares bombardeados en la ciudad de Buenos Aires fuéron, además de la Plaza de Mayo, los siguientes lugares de la Ciudad de Buenos Aires: la Catedral Metropolitana, la Fundación Eva Perón (hoy, la actual Facultad de Ingeniería), la Residencia Presidencial en Austria y Aguero (donde hoy se encuentra la Biblioteca Nacional), la Confederación General del Trabajo en Paseo Colón y Azopardo, Radio Nacional y Canal 7 en el Ministerio de Obras Pública en Avenida 9 de Julio y Avenida Belgrano, el Departamento Central de Policía en Avenida Belgrano y Luis Saenz Peña, el Barrio de San Cristóbal en Pichincha y Garay, el Gasómetro de San Martín de Avenida Constituyentes y Avenida General Paz y los barrios de Liniers, Mataderos, Villa Madero y La Tablada. A su vez la Avenida de Mayo había sido ametrallada a lo largo de toda su extensión en numerosas ocasiones desde Plaza Congreso hasta su cruce con la calle Piedras (en ese sentido de vuelo).
Las víctimas podrían haber sido muchísimas más de no ser porque solo el 50% de las bombas arrojadas llegaron a explotar. Tampoco explotaron las lanzadas sobre el Gasómetro de Avenida Constituyentes y la General Paz (cuya explosión hubiera arrasado una parte considerable del Partido de General San Martín) aunque al caer las mismas sobre un par de viviendas aledañas provocaron su derrumbe parcial provocando muertos y heridos.
Semejante masacre fue producto del odio gorila contra el peronismo. Entre los civiles involucrados en el mayor atentado terrorista de la Argentina se encontraban Miguel Angel Zavala Ortiz de la UCR (que huyó en un avion al Uruguay y posteriormente sería designado por el presidente radical Illia como su Ministro de Relaciones Exteriores), Américo Ghioldi del Partido Socialista, Mariano Grondona, jefe de los comandos civiles de la Acción Católica de la Facultad de Derecho y Adolfo Vicchi del Partido Conservador, entre otros muchos. Entre los militares golpistas se encontraban los jóvenes oficiales de Ejército y Marina, Guillermo Suárez Mason, Eduardo Massera, Osvaldo Cacciatore , Horacio Mayorga y Oscar Montes, futuros genocidas de la dictadura cívico-militar de 1976. Todos los aviadores de la Marina y la Fuerza Aérea se fugaron al Uruguay donde el gobierno colorado de Luis Battle Berres los refugió. Después del triunfo de la Revolución fusiladora del 16 de septiembre de 1955, los prófugos fueron recibidos en Buenos Aires como héroes por el gorilismo victorioso.
PARA BONADIO Y COMPANIA, EL BOMBARDEO CONTRA
LA CIUDAD DE BUENOS AIRES NO ES UN CRIMEN DE LESA HUMANIDAD. LOS 2.400 MUERTOS
Y HERIDOS SON SOLO DAÑOS COLATERALES
En febrero de 2008, el mediático y conocido en los estrados judiciales por su feroz y militante antiperonismo, el juez federal Claudio Bonadío - al presentar ante la justicia los sobrevivientes y familiares directos de los fallecidos una causa por el bombardeo solicitándo se la caratulase como crimen de lesa humanidad - rechazó de inmediato la misma, pues proclamó que el bombardeo efectuado sobre toda la Ciudad de Buenos Aires no había sido un asesinato en masa por parte del Estado, sino un emprendimiento “particular” de “algunos” militares y civiles de intentar realizar un magnicidio ( el asesinato de Perón) que tampoco tuvo éxito. Los 2.400 muertos y heridos producidos por el bombardeo sobre la Ciudad de Buenos Aires (no solamente contra la Casa de Gobierno y la Plaza de Mayo) causó muchas más victimas que el horrendo crimen de guerra perpetrado por los nazis contra Guernika, la ciudad sagrada de los vascos de Euskal Herria y cuya tragedia fuera inmortalizada por el célebre pintor Pablo Picasso.
En febrero de 2008, el mediático y conocido en los estrados judiciales por su feroz y militante antiperonismo, el juez federal Claudio Bonadío - al presentar ante la justicia los sobrevivientes y familiares directos de los fallecidos una causa por el bombardeo solicitándo se la caratulase como crimen de lesa humanidad - rechazó de inmediato la misma, pues proclamó que el bombardeo efectuado sobre toda la Ciudad de Buenos Aires no había sido un asesinato en masa por parte del Estado, sino un emprendimiento “particular” de “algunos” militares y civiles de intentar realizar un magnicidio ( el asesinato de Perón) que tampoco tuvo éxito. Los 2.400 muertos y heridos producidos por el bombardeo sobre la Ciudad de Buenos Aires (no solamente contra la Casa de Gobierno y la Plaza de Mayo) causó muchas más victimas que el horrendo crimen de guerra perpetrado por los nazis contra Guernika, la ciudad sagrada de los vascos de Euskal Herria y cuya tragedia fuera inmortalizada por el célebre pintor Pablo Picasso.
Pocos meses después, en agosto de 2008, la Cámara Federal de la Ciudad de Buenos Aires
presidida por el juez federal Eduardo Freiler rechazó semejante canallada en
formato de fallo efectuado por el juez Bonadío y caratuló la causa como delito de
lesa humanidad.
Y de
inmediato ordenó al juez Rodolfo Canicoba Corral proceder a la investigación
del mismo para establecer las responsabilidades y condenas que correspondan. Reconocido juez antiperonista, tomó la causa y en el mismo sentido que su camarada judicial Bonadío, en diciembre del 2008 declaró que el bombardeo fue un simple intento de matar a un presidente que encima no tuvo éxito. El resto, o sea las 2.400 vícitmas, eran solo daños colaterales
Una vez más quedó demostrado que la corporación monárquica judicial argentina, debe ser democratizada y debe renovarse de manera total en su plantel de gliptodontes históricos que la componen, todos tributarios de una doctrina absolutamente reaccionaria y conservadora.
Al fín de cuentas la historia argentina permanentemente nos demuestra de manera práctica que el orden legal vigente y la justicia que lo aplica siempre ha sido "el orden legal y la justicia" de las clases dominantes, de los latifundistas, de los propietarios de las grandes corporaciones empresarias y mediáticas. Jamás la del ciudadano argentino de a pié.
Al fín de cuentas la historia argentina permanentemente nos demuestra de manera práctica que el orden legal vigente y la justicia que lo aplica siempre ha sido "el orden legal y la justicia" de las clases dominantes, de los latifundistas, de los propietarios de las grandes corporaciones empresarias y mediáticas. Jamás la del ciudadano argentino de a pié.
Recién 53 años después del mayor atentado terrorista que sufrió nuestra Patria, un gobierno nacional argentino reconoció de manera oficial la masacre popular. Fue el 16 de junio de 2008 y lo hizo la Presidenta de la Nación Argentina Cristina Fernández de Kirchner en el marco del 53° aniversario de la masacre en la propia Casa Rosada.
Inmediatamente a continuación, la Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner envió un proyecto de ley al Congreso Nacional para incluir en los beneficios establecidos en las leyes de reparación vigentes (leyes 24.043 y 24.441) a las víctimas sobrevivientes y a los familiares de las víctimas del genocidio olvidado que fue aprobado en la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores tras lo cual fue promulgado por el Poder Ejecutivo la correspondiente ley reparatoria.
Nota: la mayoría de los estudios históricos argentinos reduce la cantidad de muertos ocurridos a raíz del bombardeo. Siendo el estudio que menos cifra la cantidad de muertos en el número de 350 fallecidos En el mismo sentido respecto a los heridos, el estudio que menos cifra la cantidad de heridos lo reduce al de 700 personas.
En
cambio, el documento desclasificado de la embajada de los EEUU fue confeccionado llevando el conteo de los fallecimientos posteriores de los heridos mas graves, a través de los
obituarios y necrológicas de los principales diarios de la época y el de los
heridos - más allá de los deficientes registros de ingresos de heridos a los
hospitales por la situación sorpresiva de catástrofe masiva - por los
informantes que tenían plantadada la inteligencia estadounidense en los principales nosocomios porteños.
En
la misma perpectiva en la cantidad de muertos y heridos del informe estadounidense desclasificado, existe el documental "Maten a Perón" realizado en el año 2005 por Fernando Musante y Leonardo "Cacho" Nápoli y la charla del ex embajador argentino ante la Santa Sede, Alberto "Beto" Valdez con los productores del documental Milcíades
Peña. Lorena Pokoik y Leonardo "Cacho" Nápoli mantenida en su programa "Café las Palabras" emitido el 15 de junio de 2012 por el Canal 26. (YouTube: http://www.youtube.com/watch?v=jH-MzyU-VuA)
