LA GUERRA CIVIL EN EL MACRISMO Y EL CAOS ACTUAL DE LA AFA

A partir de la muerte de Grondona el ahora presidente de la Nación comenzó a diseñar un detallado y minucioso plan que llevara la televisación del fútbol y la propiedad de los clubes argentinos a manos privadas y que se pensaba infalible. Pero que terminó haciendo agua por los cuatro lados al punto de haber hundido al fútbol criollo en una diáspora en el cual se ha producido de todo: paros realizados por los clubes, intervención de hecho de la AFA por el gobierno nacional, peligro permanente de desafiliación por parte de la FIFA y lo peor de todo: una feroz lucha por el poder en el fútbol argentino entre los propios hombres de confianza del presidente de la Nación. Jamás Macri imaginó semejante desastre, que incluye la bochornosa filtración de un video que demuestra - que con información privilegiada brindada por el ahora presidente de la Nación - el club de sus amores participó activamente de la timba financiera del dólar futuro y obtuvo ingentes ganancias gracias a la devaluación efectuada por el macrismo.

Angelici fue el primero soldado macrista en entrar en escena, cuando se cargó al hombro la no sencilla misión de ponerle el freno a Marcelo Tinelli, un hombre que Macri no quiere en la sede de Viamonte, en las pasadas fallidas elecciones de diciembre (eran 75 votantes y empataron 38 a 38). Hoy no queda duda alguna que el doble voto lo efectuó uno de los votantes que respondía a Macri-Angelici.
Pero claro, una vez “neutralizado” el peligro del showman televisivo, el segundo paso a dar por Macri exigía una titánica sintonía fina: desestabilizar y producirle un vació de poder en su último tramo en el cargo al presidente de la AFA Luis Segura y simultáneamente impedir que al fín de su mandato se efectuaran elecciones en la AFA pues la celebración de las mismas implicaba la victoria de los clubes del ascenso sobre los de primera y una conducción de la institución de la calle Viamonte políticamente independiente a los intereses del inquilino de la Casa Rosada.

Para ello al  presidente de la Nación no le quedó otra que mover el aparato (o partido) judicial que maneja (y le responde) mientras utilizaba como armas de destrucción masiva a sus unidades punitivas: la Inspección General de Justicia (IGJ) y la AFIP.

Y mientras producía una intervención de hecho (inédita bajo las condiciones de vida democrática) de la AFA manipulando a jueces y funcionarios, comenzó a tejer la posibilidad de que un Comité de Regularización (con sus integrantes designados por él con el velado acuerdo de Ginebra) desembarcara en la AFA, para acomodar los números y reformar el Estatuto, pieza fundamental y clave para quitarle el poder actual que posee el Ascenso Unido y devolvérselo a los clubes grandes.

Entonces movió a otros de sus soldados futbolísticos: Fernando Niembro (totalmente desprestigiado públicamente por el desfalco que realizó en beneficio propio con fondos de la Ciudad de Buenos Aires otorgados por el propio macrismo municipal) y de gran ligazón comercial con los otros dos hombres de confianza del presidente de la Nación en materia de fútbol: el tristemente célebre gerenciador de Racing Club: Fernando Marín (que en su actuación como propietario del club de  Avellaneda lo hizo con fondos del Grupo Macri) y Armando Pérez, un empresario cordobés cuya propia empresa la tiene concursada: Tsu Cosméticos  

Así se materializó el proyecto presidencial de mover los hilos en la FIFA para que Armando Pérez se erigiera como el titular del Comité de Regularización, para gobernar la AFA con mandato de la Federación Internacional de Fútbol mientras que Fernando Marín desde Fútbol para Todos desfinanciaba a los clubes de fútbol para quebrar la voluntad  de resistencia a la ingerencia política del macrismo e imponer en paralelo el objetivo más importante y anhelado de Macri: el desembarco de las sociedades anónimas en el fútbol argentino.


El delegado en la AFA, Armando Pérez.

Hasta ahí el plan venía sobre rieles. Angelici sabía que se le había diluido gran parte del poder ganado en la batalla “electoral” del 38 a 38 con el doble votó que ordenó sufragar pero se mantuvo fiel a su jefe Macri. Niembro y Marín ganaron terreno mientras sostenían pero también monitoreaban cada movimiento de Armando Pérez, misión que hoy siguen llevando a cabo.

Pero el presidente de Boca e importante operador judicial de Macri explotó cuando Pérez le agarró el gustito al cargo y fue a verlo al presidente de la Nación y le pidió que le diera dos años más en la AFA hasta el Mundial del 2018 porque en un año no le alcanzaba para poner en orden las cuentas. Quedaba además en claro que eso implicaba que iba a ser el propio Pérez quien negociara la entrega de los derechos estatales de la televisación del fútbol a manos de los monopolios mediáticos.

Pero esto entraba en colisión directa con Angelici en dos planos distintos: si Pérez negocia los derechos con los monopolios desde la propia AFA, se caía el negocio de la Superliga que ya gerencia hoy el Tano desde Boca Juniors y el retorno de las comisiones a pagar de manera opácea por los futuros inversores cambiaban de bolsillo.

Así las cosas, la guerra civil a muerte que estalló entre en triunvirato Pérez-Niembro-Marín y “influenciador” de jueces de Comodoro Py, el Tano Angelici por el manejo y apropiación de los miles de millones de pesos que vale el fútbol argentino desparramó esquirlas y daños colaterales políticos a doquier que impactaron en su mayoría en el capital político de Macri.


Reunión con Vila.

En su carrera por el sillón de Viamonte 1366, el propietario de medios Daniel Vila se lanzó a organizar un almuerzo en su casa con los presidentes de los clubes grandes excluyendo Matías Lammens, de San Lorenzo, alineado con Marcelo Tinelli, otro que vuelve a amenazar al macrismo con su candidatura.

Los idas y vueltas por los derechos de la TV fueron subiendo de temperatura desde que Macri hizo público (desmintiéndose a si mismo de su promesa electoral del año pasado) su decisión de matar el programa inclusivo Fútbol Para Todos y terminar con el derecho a la gratuidad que gozaban los argentinos de acceder a ver por TV al club de sus amores, por poco grande que fuera.

Fue otro de los tantos incumplimientos de las promesas electorales del ahora presidente de la Nación. Pero en este caso lo acompañó lanzando a la AFIP como arma de guerra contra los clubes de fútbol para obligarlos a aceptar la política oficialista.

Con ese empujón trapero, la Casa Rosada trató de sacarles el agua en pleno desierto a los clubes, para que todos se vean obligados a aceptar la creación de la Superliga que viene gerenciando Angelici y uno de los motivos del estallido de la guerra civil entre los macristas Angelici- Pérez-Niembro-Marín.

Es decir, si Pérez se corta a negociar los derechos de TV directamente desde la propia AFA, la Superliga se volvería innecesaria y ahí está el tema que detonó la escandalosa pelea entre los jefes de la unidad básica de la “pelotita” del PRO.

Angelici obligará a firmar a gran parte de los clubes de primera en una escribanía una especie de acta fundacional de la Superliga. Eso es lo que quiere Macri y Angelici como comando de las operaciones sucias de la Casa Rosada demostrará una vez más su inmensa capacidad de violar cuanto límite exista con tal de acumular poder. Y si alguien lo duda, solo basta consultar a la otra “comando” de operaciones sucias del gobierno: Lilita Carrió, enemiga acérrima del boquense y que ha prometido destruirlo al dirigente boquense.

Solo unos pocos clubes de primera (los más chicos) no respaldan la Superliga porque denuncian que el reparto del dinero en la Superliga no los favorece, y en esa misma sintonía están los clubes del Ascenso (la Superliga incluiría sólo a la B Nacional pero donde el plan original solo contempla 20 equipos en primera y otros 20 en la B Nacional).

En ese marco, este martes la FIFA emitió un comunicado respaldando a Armando Pérez, que suele repetir que sólo la Federación Internacional de Fútbol tiene la potestad de juzgar su accionar, lo que agrava el odio de Angelici y otros dirigentes que respaldaron la maniobra de Macri de colocarlo en el lugar que ahora está.

: "Entre las funciones otorgadas a dicho Comité se encuentran las de revisar los estatutos de la AFA, armonizarlos y adaptarlos de conformidad con los requerimientos de la FIFA y de los estatutos modelo de la FIFA y organizar las elecciones correspondientes", sostiene el comunicado de la organización.

Los clubes de la Primera quieren reformar ya mismo el Estatuto (y antes de cualquier eventual posibilidad de elecciones en la AFA) para quitarle poder al Ascenso Unido suprimiendo a gran parte de los lugares que dentro del órgano soberano de la AFA poseen  los clubes chicos gracias a la constitución grondonista.

En el nuevo proyecto de la constitución macrista la representación de los clubes chicos y del Ascenso queda reducida a un simple jarrón de adorno y el poder queda restringido a los clubes mas poderosos.

Las categorías menores agitan un posible paro contra Pérez, a la vez que siguen reclamando elecciones. Pero simultáneamente se comenzó a generar una grieta entre el Ascenso Unido y la A. Porque los clubes de la A apoyaban al Ascenso Unido en su exigencia de comicios urgentes.

Pero ahora los equipos de primera van a apoyar primero una reforma del Estatuto y recién luego que se llame a elecciones. De esta manera el Ascenso perderá todo el poder que tiene hoy, ya que el nuevo Estatuto reducirá su poder en la elección disminuyendo la cantidad de votos de todas las categorías dejandole a la primera una mayoría automática.

Con el nuevo Estatuto el poder se concentrará en los clubes de Primera División, porque bajará el número de Asambleístas que definirá los temas importantes y también se achicará el Comité Ejecutivo, que define el día a día en la AFA.

Por eso es muy probable que el Ascenso Unido no vote a favor de la reforma del estatuto aunque su postura no será un problema.

Desde adentro del país Macri cuenta con un equipo todo terreno de jueces, fiscales, y organismos como la IGJ y la AFIP para apretar a los clubes díscolos y hacerles cambiar de prepo su voto.

Y desde fuera del país - y en caso que la Asamblea soberana rechace la reforma del estatuto gracias a que los votos de los clubes del ascenso son más que los de primera - Macri cuenta con que lo haga la FIFA desde Ginebra, pues existe tal potestad.

Así, el Estatuto se modificará a gusto de Macri, sí o sí en estos meses, mientras sobrevuelan los fantasmas de una posible desafiliación por parte de la FIFA si los clubes del Ascenso junto con los denominados chicos optan por ir al paro o pasar por la Justicia ordinaria para trabar las modificaciones del estatuto que de ser aprobado como quiere Macri, cristalizarían para siempre el poder de los clubes grandes sobre el resto de los clubes argentinos.